Lección 10 Para el 4 de diciembre de 2010
El hombre de Dios: La obediencia no es optativa
Sábado 27 de noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 32; 1 Reyes 13:1-34; Daniel 5:13-17; Lucas 16:31; Juan 15:24; 2 Timoteo 4:3.
Éxodo 32
1 VIENDO el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
2 Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.
3 Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón;
4 y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.
5 Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová.
6 Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse.
7 Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido.
8 Pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido sacrificios, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.
9 Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz.
10 Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande.
11 Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte?
12 ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo.
13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre.
14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.
15 Y volvió Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las tablas escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas.
16 Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas.
17 Cuando oyó Josué el clamor del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: Alarido de pelea hay en el campamento.
18 Y él respondió: No es voz de alaridos de fuertes, ni voz de alaridos de débiles; voz de cantar oigo yo.
19 Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte.
20 Y tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y lo dio a beber a los hijos de Israel.
21 Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado?
22 Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado a mal.
23 Porque me dijeron: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
24 Y yo les respondí: ¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro.
25 Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había permitido, para vergüenza entre sus enemigos,
26 se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.
27 Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente.
28 Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres.
29 Entonces Moisés dijo: Hoy os habéis consagrado a Jehová, pues cada uno se ha consagrado en su hijo y en su hermano, para que él dé bendición hoy sobre vosotros.
30 Y aconteció que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un gran pecado, pero yo subiré ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado.
31 Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro,
32 que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.
33 Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro.
34 Vé, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado.
35 Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón.
1 Reyes 13:1-34
1 HE AQUÍ que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso,
2 aquél clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres.
3 Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Esta es la señal de que Jehová ha hablado: he aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que sobre él está se derramará.
4 Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle! Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar.
5 Y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de Jehová.
6 Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. Y el varón de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró, y quedó como era antes.
7 Y el rey dijo al varón de Dios: Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente.
8 Pero el varón de Dios dijo al rey: Aunque me dieras la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar.
9 Porque así me está ordenado por palabra de Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el camino que fueres.
10 Regresó, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había venido a Bet-el.
11 Moraba entonces en Bet-el un viejo profeta, al cual vino su hijo y le contó todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había hablado al rey.
12 Y su padre les dijo: ¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el varón de Dios que había venido de Judá.
13 Y él dijo a sus hijos: Ensilladme el asno. Y ellos le ensillaron el asno, y él lo montó.
14 Y yendo tras el varón de Dios, le halló sentado debajo de una encina, y le dijo: ¿Eres tú el varón de Dios que vino de Judá? El dijo: Yo soy.
15 Entonces le dijo: Ven conmigo a casa, y come pan.
16 Mas él respondió: No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar.
17 Porque por palabra de Dios me ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el camino por donde fueres.
18 Y el otro le dijo, mintiéndole: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua.
19 Entonces volvió con él, y comió pan en su casa, y bebió agua.
20 Y aconteció que estando ellos en la mesa, vino palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver.
21 Y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había prescrito,
22 sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres.
23 Cuando había comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno.
24 Y yéndose, le topó un león en el camino, y le mató; y su cuerpo estaba echado en el camino, y el asno junto a él, y el león también junto al cuerpo.
25 Y he aquí unos que pasaban, y vieron el cuerpo que estaba echado en el camino, y el león que estaba junto al cuerpo; y vinieron y lo dijeron en la ciudad donde el viejo profeta habitaba.
26 Oyéndolo el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: El varón de Dios es, que fue rebelde al mandato de Jehová; por tanto, Jehová le ha entregado al león, que le ha quebrantado y matado, conforme a la palabra de Jehová que él le dijo.
27 Y habló a sus hijos, y les dijo: Ensilladme un asno. Y ellos se lo ensillaron.
28 Y él fue, y halló el cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león que estaban junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno.
29 Entonces tomó el profeta el cuerpo del varón de Dios, y lo puso sobre el asno y se lo llevó. Y el profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle.
30 Y puso el cuerpo en su sepulcro; y le endecharon, diciendo: ¡Ay, hermano mío!
31 Y después que le hubieron enterrado, habló a sus hijos, diciendo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos.
32 Porque sin duda vendrá lo que él dijo a voces por palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el, y contra todas las casas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria.
33 Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a hacer sacerdotes de los lugares altos de entre el pueblo, y a quien quería lo consagraba para que fuese de los sacerdotes de los lugares altos.
34 Y esto fue causa de pecado a la casa de Jeroboam, por lo cual fue cortada y raída de sobre la faz de la tierra.
Daniel 5:13-17
13 Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea?
14 Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría.
15 Y ahora fueron traídos delante de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me diesen su interpretación; pero no han podido mostrarme la interpretación del asunto.
16 Yo, pues, he oído de ti que puedes dar interpretación y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura y un collar de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer señor en el reino.
17 Entonces Daniel respondió y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación.
Lucas 16:31
31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantara de los muertos.
Juan 15:24
24 Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre.
2 Timoteo 4:3
3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
PARA MEMORIZAR:
“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:20, 21).
ESTA ES UNA DE LAS HISTORIAS más extrañas del Antiguo Testamento: vemos a un rey renegado, un profeta que no debe comer, un altar que se abre como un huevo rajado, un viejo profeta mentiroso y un peligroso león.
La historia transcurre en los primeros años de la monarquía dividida, época de tensión política y religiosa. Bajo el liderazgo de Jeroboam (y con la bendición de Dios, 1 Rey. 11:29-39), las diez tribus de Israel se separaron de Roboam, el hijo de Salomón y heredero del reino davídico. En este tiempo de inestabilidad y cambios, Dios envía a su profeta con un mensaje al rey Jeroboam acerca de la adoración idolátrica en el reino del Norte, que será su ruina.
En este relato de un profeta que no se nombra reside el problema de cuán seriamente considera Dios la obediencia. Aunque haya preguntas sin respuesta, esta historia muestra que cualquier expresión del evangelio sin una obediencia resultante es un evangelio falso.
LA POLÍTICA DE LA RELIGIÓN
Luego de la muerte de Salomón, el juicio poco sabio de Roboam, su hijo, condujo a la división de la Nación en dos reinos: el rey Jeroboam reinó en Israel, en el norte; y Roboam, en Judá, en el sur (ver 1 Rey. 12).
1 Reyes 12
1 Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había venido a Siquem para hacerle rey.
2 Y aconteció que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, que aún estaba en Egipto, adonde había huido de delante del rey Salomón, y habitaba en Egipto,
3 enviaron a llamarle. Vino, pues, Jeroboam, y toda la congregación de Israel, y hablaron a Roboam, diciendo:
4 Tu padre agravó nuestro yugo, mas ahora disminuye tú algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos.
5 Y él les dijo: Idos, y de aquí a tres días volved a mí. Y el pueblo se fue.
6 Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y dijo. ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo?
7 Y ellos le hablaron diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieras, y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre.
8 Pero él dejó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de él.
9 Y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado diciendo: Disminuye algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?
10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él le respondieron diciendo: Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminúyenos algo; así les hablarás: El menor dedo de los míos es más grueso que los lomos de mi padre.
11 Ahora, pues, mi padre os cargó de pesado yugo, mas yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones.
12 Al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, según el rey lo había mandado, diciendo: Volved a mí al tercer día.
13 Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado;
14 y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre agravó vuestro yugo pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones.
15 Y no oyó el rey al pueblo; porque era designio de Jehová para confirmar la palabra que Jehová había hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.
16 Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas.
17 Pero reinó Roboam sobre los hijos de Israel que moraban en las ciudades de Judá.
18 Y el rey Roboam envió a Adoram, que estaba sobre los tributos; pero lo apedreó todo Israel, y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró a subirse en un carro y huir a Jerusalén.
19 Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.
20 Y aconteció que oyendo todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarle a la congregación, y le hicieron rey sobre todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiese la casa de David, sino solo la tribu de Judá.
21 Y cuando Roboam vino a Jerusalén, reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil hombres, guerreros escogidos, con el fin de hacer guerra a la casa de Israel, y hacer volver el reino a Roboam hijo de Salomón.
22 Pero vino palabra de Jehová a Semaías varón de Dios, diciendo:
23 Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, diciendo:
24 Así ha dicho Jehová: No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque esto lo he hecho yo. Y ellos oyeron la palabra de Dios, y volvieron y se fueron, conforme a la palabra de Jehová.
25 Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en el monte de Efraín, y habitó en ella; y saliendo de allí, reedificó a Penuel.
26 Y dijo Jeroboam en su corazón: Ahora se volverá el reino a la casa de David,
27 si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá.
28 Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto.
29 Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan.
30 Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan.
31 Hizo también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví.
32 Entonces instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado.
33 Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.
Poco después de la división, Jeroboam llevó a Israel de la adoración a Dios a la idolatría, actuando por conveniencia política. Creó dos centros de adoración, en Bet-el y en Dan, para facilitar a los israelitas la adoración y que no tuvieran que ir a Jerusalén. Creó los becerros de oro como un recordativo visual de Dios (no una representación), que debían hacer que la adoración fuera más creíble para el israelita común. Este acto político condujo a quebrantar los Diez Mandamientos (Éxo. 20:4, 5).
¿Qué semejanzas hay entre el becerro de oro de Éxodo 32 y los becerros de oro de Jeroboam? Ver 1 Reyes 12:25 al 33.
Éxodo 32
1 VIENDO el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
2 Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.
3 Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón;
4 y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.
5 Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová.
6 Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse.
7 Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido.
8 Pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido sacrificios, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.
9 Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz.
10 Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande.
11 Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte?
12 ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo.
13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre.
14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.
15 Y volvió Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las tablas escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas.
16 Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas.
17 Cuando oyó Josué el clamor del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: Alarido de pelea hay en el campamento.
18 Y él respondió: No es voz de alaridos de fuertes, ni voz de alaridos de débiles; voz de cantar oigo yo.
19 Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte.
20 Y tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y lo dio a beber a los hijos de Israel.
21 Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado?
22 Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado a mal.
23 Porque me dijeron: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
24 Y yo les respondí: ¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro.
25 Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había permitido, para vergüenza entre sus enemigos,
26 se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.
27 Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente.
28 Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres.
29 Entonces Moisés dijo: Hoy os habéis consagrado a Jehová, pues cada uno se ha consagrado en su hijo y en su hermano, para que él dé bendición hoy sobre vosotros.
30 Y aconteció que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un gran pecado, pero yo subiré ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado.
31 Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro,
32 que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.
33 Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro.
34 Vé, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado.
35 Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón.
1 Reyes 12:25 al 33
25 Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en el monte de Efraín, y habitó en ella; y saliendo de allí, reedificó a Penuel.
26 Y dijo Jeroboam en su corazón: Ahora se volverá el reino a la casa de David,
27 si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá.
28 Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto.
29 Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan.
30 Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan.
31 Hizo también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví.
32 Entonces instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado.
33 Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.
Es bueno ser innovadores en la adoración y adaptarla a contextos culturales específicos, pero hay que ser muy cuidadosos. Aun una pequeña desviación de un mandato claro de Dios tiene graves consecuencias. En Israel, los becerros de oro llevaron a la Nación hacia el pecado flagrante. Pero Jeroboam tuvo que hacer también más cambios. Procuró persuadir a algunos levitas locales de que sirvieran como sacerdotes en sus santuarios recién establecidos. Pero ellos vieron los peligros y no quisieron violar los mandatos de Dios; así, Jeroboam se vio obligado a nombrar sacerdotes del pueblo común (1 Rey. 12:31, 32), lo que degradó el sagrado oficio.
Los cambios religiosos-políticos de Jeroboam deberían haber servido como una advertencia a la iglesia cristiana de los primeros siglos del cristianismo; pero les sucedió lo mismo. Los mandamientos divinos se cambiaron debido a influencias políticas o sociales. El domingo en lugar del sábado fue el nuevo día “santo”, para distinguir a la iglesia de los judíos. La veneración de los santos se introdujo para que la adoración a Dios fuera más visual para los creyentes paganos. Estas presiones no existieron solo en el tiempo de Jeroboam o el de los primeros cristianos. Hoy, como iglesia, afrontamos muchos desafíos similares.
¿Qué clase de presiones culturales está afrontando tu iglesia o tú mismo? ¿Cuán dispuesto estás a comprometerte en cosas “pequeñas”?
LA ACCIÓN DE DIOS
En medio de las acciones políticas de Jeroboam, Dios interviene y se hace oír por medio de un profeta de Judá, de quien no se da el nombre. Aparece cuando Jeroboam está delante del altar en la ceremonia de dedicación de su santuario. Cualquiera que es “alguien” en el reino de Israel está allí. Dios elige el momento más oportuno para actuar. El resultado es dramático.
Lee 1 Reyes 13:1 al 6. ¿Qué sucedió? ¿Qué lecciones inmediatas recordamos con esta narración?
1 Reyes 13:1- 6
1 HE AQUÍ que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso,
2 aquél clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres.
3 Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Esta es la señal de que Jehová ha hablado: he aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que sobre él está se derramará.
4 Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle! Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar.
5 Y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de Jehová.
6 Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. Y el varón de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró, y quedó como era antes.
El profeta, aunque no se da su nombre, es mencionado como un hombre de Dios, título que recibía una persona reconocida como mensajero de Dios. Se usó para Moisés (Deut. 33:1) y para Elías (1 Rey. 17:18). Este título conecta a este profeta con algunos de los grandes profetas del Antiguo Testamento. El hombre de Dios clama contra el altar de Jeroboam y da una profecía, con un nombre específico, Josías (1 Rey. 13:2). Esto es asombroso, porque Josías nacería tres siglos después. Nos recuerda a Ciro, el persa, mencionado por el profeta Isaías unos doscientos años antes de su nacimiento (ver Isa. 44:28; 45:1).
¿Cuál era el mensaje del hombre de Dios? Primero, el altar que es ilegal, y el profeta predice que un descendiente de David llamado Josías lo destruirá. Esto es lo que Jeroboam más teme: establece centros de adoración para evitar perder su reino en manos de algún descendiente de David.
La segunda parte del mensaje era una demostración del poder de Dios, garantizando el cumplimiento futuro de la profecía. Ante los ojos de todos, el altar se rompe. Tal vez esto les recuerda a los testigos las tablas de los Diez Mandamientos, que Moisés quebró cuando adoraron el primer becerro de oro.
Parece que Jeroboam no aprende nada de la situación. Tiene dos becerros de oro en vez de uno y, en lugar de arrepentirse, Jeroboam señala al hombre de Dios. Señalar con la mano, con una vara o un cetro era siempre una señal de juicio en los tiempos bíblicos: en vez de rendirse a la voluntad de Dios, Jeroboam quiere que arresten al profeta.
En este relato, ¿cómo ves la misericordia de Dios aun hacia alguien tan obstinado como Jeroboam? ¿Cuán a menudo expresas una actitud similar hacia la clara conducción de Dios? ¿Cuáles han sido las consecuencias personales de esa actitud?
EL DADOR DE LOS DONES
Fue un milagro espectacular. La mano de Jeroboam, que “se le secó, y no la pudo enderezar” (1 Rey. 13:4), fue restaurada de inmediato. Era una evidencia convincente, pero Jeroboam no hizo una confesión pública. Los milagros no pueden cambiar nuestra voluntad. Aun después de la dramática intervención de Dios, es fácil encontrar una explicación “natural” o volver a los viejos hábitos.
¿Qué dijo Jesús acerca de la conexión entre los milagros y la creencia? Lucas 16:31; Juan 10:25 al 28; 15:24. ¿Por qué crees que eso es igualmente cierto hoy?
Lucas 16:31
31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantara de los muertos.
Juan 10:25 al 28
25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.
27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, Y me siguen,
28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Juan 15:24
24 Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre.
En lugar de abandonar la adoración falsa y comenzar una reforma, Jeroboam solamente cambió de táctica (ver 1 Rey. 13:7-10). Invitó al hombre de Dios a su casa y le ofreció una recompensa. Esta era una acción política para neutralizar, en el pueblo allí presente, el efecto del mensaje. El Rey le ofreció al profeta un empleo con una recompensa, pero el hombre de Dios nunca estuvo a la venta. Debía su lealtad a Dios y no permitió que el mensaje de Dios fuera modificado por nadie.
Lee 2 Reyes 5:14 al 16, y Daniel 5:13 al 17. ¿De qué manera los profetas respondieron al ofrecimiento de regalos?
2 Reyes 5:14 al 16
14 El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.
15 Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo.
16 Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso.
Daniel 5:13-17
13 Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea?
14 Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría.
15 Y ahora fueron traídos delante de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me diesen su interpretación; pero no han podido mostrarme la interpretación del asunto.
16 Yo, pues, he oído de ti que puedes dar interpretación y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura y un collar de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer señor en el reino.
17 Entonces Daniel respondió y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación.
Dar un regalo pone al dador en una posición de poder, y el receptor “le debe” algo al dador. El hombre de Dios rehúsa el don del Rey y afirma que no comerá ni beberá en el territorio de Israel. Así, el profeta dice “no” a la mezcla de la verdadera adoración con la idolatría. El pueblo de Dios no debería estar a la venta. El hombre de Dios no tuvo que caminar demasiado, porque el santuario en Bet-el estaba a unos dos kilómetros (1,4 millas) de la frontera con Judá. El siguiente pueblo, ya en Judá, era Mizpa, a unos diez kilómetros (siete millas) de Bet-el. Así, el profeta mostró cuán desagradable es para Dios el sistema idolátrico, al no comer, ni beber y ni siquiera volver por el mismo camino a su casa.
¿Cómo se consideran los regalos o favores en tu cultura? ¿Le debes algo a quien te da un regalo? Ora pidiendo la sabiduría de Dios para que te ayude a liberarte de cualquier situación comprometida en que puedas encontrarte por causa de los regalos que te dieron.
Miércoles 1º de diciembre
MENTIRAS TENTADORAS
La intervención dramática de Dios en la ceremonia inaugural da a la gente común mucho que hablar. Algunos jóvenes van a casa y le cuentan al padre todo lo que vieron. El nombre del padre no se da, pero sabemos que es viejo, y que él mismo es un profeta. Este viejo profeta decide seguir al hombre de Dios y lo encuentra sentado bajo un árbol.
Lee 1 Reyes 13:11 al 19. Compara este pasaje con la primera tentación y mentira de Génesis 3:1 al 5. ¿Qué semejanzas hay y qué podemos aprender de estos incidentes?
1 Reyes 13:1 al 19
11 Moraba entonces en Bet-el un viejo profeta, al cual vino su hijo y le contó todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había hablado al rey.
12 Y su padre les dijo: ¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el varón de Dios que había venido de Judá.
13 Y él dijo a sus hijos: Ensilladme el asno. Y ellos le ensillaron el asno, y él lo montó.
14 Y yendo tras el varón de Dios, le halló sentado debajo de una encina, y le dijo: ¿Eres tú el varón de Dios que vino de Judá? El dijo: Yo soy.
15 Entonces le dijo: Ven conmigo a casa, y come pan.
16 Mas él respondió: No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar.
17 Porque por palabra de Dios me ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el camino por donde fueres.
18 Y el otro le dijo, mintiéndole: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua.
19 Entonces volvió con él, y comió pan en su casa, y bebió agua.
Génesis 3:1 al 5
1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
El hombre de Dios debió haber entendido que su misión era urgente: dar su mensaje al Rey, que no tomara tiempo para comer o beber y que volviera de inmediato. Sin embargo, aquí está, sentado bajo un árbol en Israel, descansando. Podría haber caminado dos kilómetros y entonces, ya en Judá, haberse sentado bajo un árbol. Al perder su sentido de urgencia, el hombre de Dios se estaba ofreciendo a la tentación.
El viejo profeta engañó al hombre de Dios. No sabemos qué lo motivó para engañarlo, pero la Biblia dice que le mintió (1 Rey. 13:18). En ese momento, el viejo profeta llegó a ser un agente de Satanás, el padre de la mentira (Juan 8:44). Más perturbador en el relato es que el hombre de Dios se rindió fácilmente. Después de haber sido conducido tan obviamente por Dios y hecho la voluntad de Dios, cae en una trampa y hace lo que Dios le había dicho que no debía hacer.
Es realmente difícil de entender, ¿verdad? Nos gustaría darle una excusa por desobedecer a Dios, ya que fue desviado. Pero Dios nunca excusa la creencia en una mentira cuando la mentira es opuesta a un claro mandato dado por él.
La tentación gira alrededor de la elección de desobedecer la voluntad revelada de Dios. Las tentaciones no cambian tanto como las formas de la tentación. Hebreos 4:15 nos dice que Jesús fue tentado en todo como nosotros. Las mismas tentaciones básicas que afrontamos (aunque estén en disfraces modernos) fueron afrontadas y conquistadas por Jesús. Él nos promete “la salida” para que no nos engañen las mentiras de Satanás (1 Cor. 10:13).
¿Cuán fácilmente permites que la tentación te lleve a un conflicto directo con la voluntad revelada de Dios? ¿Qué elecciones puedes hacer para protegerte de las tentaciones que te atrapan?
TENTACIONES GEMELAS
El hombre de Dios afrontó dos tentaciones: la primera vino del Rey, y la resistió firmemente; la segunda, a la que sucumbió, vino del viejo profeta. ¿Qué lección importante hay aquí para nosotros mismos? 2 Tim. 4:3; 2 Ped. 2:1; Judas 4-16.
2 Timoteo 4:3
3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
2 Pedro 2:1
1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
Judas 4-16
4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
5 Mas quiero recordaos, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron.
6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;
7 como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.
8 No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores.
9 Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.
10 Pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales.
11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.
12 Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;
13 fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.
14 De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares,
15 para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.
16 Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.
La mayor amenaza a nuestra fe no es la persecución de afuera, sino los falsos maestros que salen de entre nosotros o que pretenden hablar en nombre de Dios.
Es importante tener un mensaje claro de Dios. Necesitamos estudiar la Palabra de Dios por nosotros mismos. Un verdadero profeta o maestro no contradecirá la revelación inspirada, porque Dios no se contradice. Cualquier enseñanza nueva de Dios se agregará a la verdad establecida y no restará nada de ella; estimulará la obediencia y no la desobediencia. Además, podemos juzgar a los profetas y a los maestros por los resultados de sus enseñanzas en sus oyentes y en ellos mismos.
Lee 1 Reyes 13:20 al 34. ¿Qué ocurrió enseguida, y qué lecciones hay allí para nosotros?
1 Reyes 13:20 -34
20 Y aconteció que estando ellos en la mesa, vino palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver.
21 Y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había prescrito,
22 sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres.
23 Cuando había comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno.
24 Y yéndose, le topó un león en el camino, y le mató; y su cuerpo estaba echado en el camino, y el asno junto a él, y el león también junto al cuerpo.
25 Y he aquí unos que pasaban, y vieron el cuerpo que estaba echado en el camino, y el león que estaba junto al cuerpo; y vinieron y lo dijeron en la ciudad donde el viejo profeta habitaba.
26 Oyéndolo el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: El varón de Dios es, que fue rebelde al mandato de Jehová; por tanto, Jehová le ha entregado al león, que le ha quebrantado y matado, conforme a la palabra de Jehová que él le dijo.
27 Y habló a sus hijos, y les dijo: Ensilladme un asno. Y ellos se lo ensillaron.
28 Y él fue, y halló el cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león que estaban junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno.
29 Entonces tomó el profeta el cuerpo del varón de Dios, y lo puso sobre el asno y se lo llevó. Y el profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle.
30 Y puso el cuerpo en su sepulcro; y le endecharon, diciendo: ¡Ay, hermano mío!
31 Y después que le hubieron enterrado, habló a sus hijos, diciendo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos.
32 Porque sin duda vendrá lo que él dijo a voces por palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el, y contra todas las casas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria.
33 Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a hacer sacerdotes de los lugares altos de entre el pueblo, y a quien quería lo consagraba para que fuese de los sacerdotes de los lugares altos.
34 Y esto fue causa de pecado a la casa de Jeroboam, por lo cual fue cortada y raída de sobre la faz de la tierra.
Es difícil de entender por qué el viejo profeta le mintió al hombre de Dios. Comenzó como Satanás, el engañador, y luego, él es quien le dice el “Así dice Jehová” (vers. 21) al hombre de Dios. Aunque hay cosas difíciles de entender en el relato, hay una que no debería serlo: el hombre de Dios despreció, en forma directa, la clara orden de Dios.
La muerte del hombre de Dios no quedó sin efecto. A diferencia del Rey, que presenció un milagro y siguió con su pecado (ver 1 Rey. 13:33, 34), el viejo profeta creyó que la Palabra de Dios se iba a cumplir. Les pide a sus hijos que cuando muera pongan sus huesos junto a los huesos del hombre de Dios. La profecía hecha por el hombre de Dios de Judá se cumplió con Josías, tres siglos más tarde (2 Rey. 23:15, 16). Como se había profetizado, Josías quemó huesos humanos en el altar; sin embargo, no lo hizo con el hombre de Dios, ni con el viejo profeta que fue sepultado junto a él (2 Rey. 23:17, 18).
Considera: “El varón de Dios es, que fue rebelde al mandato de Jehová” (1 Rey. 13:26). ¿Qué mensaje irónico, pero importante, podemos encontrar aquí para nosotros?
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “El Salvador venció para enseñar al hombre cómo puede él también vencer. Con la Palabra de Dios, Cristo rechazó las tentaciones de Satanás. Confiando en las promesas de Dios, recibió poder para obedecer sus mandamientos, y el tentador no obtuvo ventaja alguna. A cada tentación, Cristo contestaba: ‘Escrito está’. A nosotros también nos ha dado Dios su Palabra, para que resistamos al mal. Grandísimas y preciosas son las promesas recibidas, para que seamos ‘hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia’ (2 Ped. 1:4).
“Encareced al tentado a que no mire a las circunstancias, a su propia flaqueza, ni a la fuerza de la tentación, sino al poder de la Palabra de Dios, cuya fuerza es toda nuestra. ‘En mi corazón –dice el salmista– he guardado tus dichos, para no pecar contra ti’. ‘Por la palabra de tus labios yo me he guardado de las vías del destructor’ (Sal. 119:11; 17:4)” (MC 136).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. La verdad es progresiva. Al comprender mejor la verdad de Dios, podemos tener que hacer cambios en nuestras vidas, creencias, organización, acercamiento a otros, etc. Mantener lo de siempre no es una opción. Analiza, con tu clase, cómo podemos saber si las acciones que proponemos hacer surgen de la conducción de Dios o de la influencia de la sociedad.
2. Analiza el modelo de Jesús al relacionarse con pecadores frente al deber del hombre de Dios de no relacionarse con el pecado. ¿Cómo nos encontramos con la gente donde ella está? Indica ejemplos prácticos en tu clase, para mostrar cómo te has acercado a la gente y mostrado aceptación sin estimular prácticas pecaminosas.
3. En muchas sociedades, el pago de sobornos, o dar regalos especiales, es parte de casi todo trato comercial, legal o político. ¿Cómo podemos nosotros, como adventistas del séptimo día, individualmente y como iglesia, sobrevivir en tales sociedades? Basados en la lección de esta semana, como clase, escriban algunos criterios para tratar con este problema.
4. Imagínate que alguien en tu iglesia se pone de pie y pretende tener un mensaje de Dios, o que tu primer anciano pretenda tener nueva luz bíblica sobre los eventos finales. ¿Qué harías? ¿Cómo evaluarías esas pretensiones?
Compilador: Delfino J.