Lección 2 Para el 9 de octubre de 2010
Caleb: Vivir esperando
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Números 13, 14; Josué 14; Jueces 1:12-15.
PARA MEMORIZAR:
“Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana. Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él”(Sal. 130:6,7).
CALEB VIVIÓ TIEMPOS BUENOS Y MALOS. Sabía cómo era la esclavitud. Estuvo allí cuando el Señor guió a su pueblo con mano poderosa para salir de Egipto. Vio el mar abrirse ante Israel y tragarse al ejército egipcio. Estuvo con el pueblo en el monte Sinaí y vio descender a Moisés de la montaña con la Ley de Dios. Fue uno de los primeros en ver la tierra de Canaán. Y, sin tener falta alguna, peregrinó en el desierto con los israelitas. Vio morir allí a toda su generación. Al final, ya anciano, entró en la tierra de Canaán. Y, aun entonces, mostró valor y fe en Dios.
Caleb es un líder que aparece más detrás del escenario que frente a la audiencia. Esta semana aprenderemos de su estilo de liderazgo amable. Conoceremos a un gran líder dispuesto a correr riesgos y a conducir por el ejemplo; a alguien generoso y que estimuló el liderazgo en los jóvenes. Pero, más que los rasgos personales positivos de Caleb, estudiaremos una historia relevante para nosotros, que vivimos al final de la historia de la tierra mientras esperamos cruzar a la Canaán celestial.
“LOS HECHOS”
Unos quince meses antes, Israel había abandonado Egipto. Ahora las tiendas cubren el desierto de Parán, cerca de la frontera con Canaán. Todos están entusiasmados por saber acerca de la tierra que pronto será su hogar. Bajo la dirección de Dios, eligen doce exploradores. Caleb representa a Judá y es uno de los doce que parten en una misión de reconocimiento de la realidad de Canaán. Los espías pasan cuarenta días explorando la tierra y, finalmente, vuelven y se preparan para dar su informe.
Lee Números 13:26 al 14:2. ¿Qué lección podemos aprender de este informe acerca de vivir por fe y no por vista?
Los espías llevan algo que se puede ver, oler y probar. Aunque los doce estuvieron expuestos a los mismos hechos, llegan a conclusiones diferentes. Diez de ellos ven la tierra fértil y las grandes ciudades, pero se sienten sentenciados, pues no creen que estos ex esclavos puedan tomar la tierra. Parecen olvidarse que no estarían parados en la frontera de la Tierra Prometida si no fuera por los milagros de las plagas en Egipto, el cruce del Mar Rojo, el agua de la roca y el maná diario que reciben desde hace más de un año. Dios hizo todo esto para ellos, y ahora, por alguna razón, dejan de confiar en Dios y en sus promesas, siguiendo lo que ven en lugar de lo que Dios ha prometido. ¡Cuán fácil es que nosotros hagamos lo mismo!
Lo que vemos, y cómo interpretamos lo que vemos, puede tener consecuencias personales directas. Nuestra interpretación de los “hechos” forma los ladrillos de nuestras decisiones diarias, y estos “hechos” muy a menudo interactúan con nuestras emociones. La idea de que podemos creer cualquier cosa que queramos sin que esas creencias afecten lo que somos y lo que hacemos es un mito.
Enfrentar los “hechos” sin la Palabra de Dios nos apartará de él y nos llevará hacia la falta de fidelidad. Afrontar los hechos con Dios nos ayudará a confiar en él y a fortalecer nuestra fe.
¿Por qué es tan fácil vivir por vista y no por fe? ¿Cuándo tuviste que afrontar algo similar a lo que hemos leído hoy? ¿Cuál fue tu reacción, y qué aprendiste de ella y de todo lo que siguió después, acerca de confiar en Dios y en sus promesas, a pesar de los “hechos”?
Lunes 4 de octubre
MANTENERSE FIRME CUANDO IMPORTA
No siempre es fácil mantenerse firme, porque la presión del grupo es una fuerza enorme. El poder de miles de personas que vitorean al equipo favorito en un estadio intimida al adversario. Ninguno sería tan necio como para gritar en favor del adversario estando solo en medio de la multitud. Por eso, a los que apoyan a equipos opuestos a menudo se los ubica separados en las tribunas, como en el fútbol. Cuando chocan, la razón se hace a un lado y surge la violencia. Para los israelitas, esto no es un juego. Su futuro parece estar amenazado, y todos lloran. Debe ser muy conmovedor ver a miles de personas llorar juntas... Y Caleb, que parecía estar en las sombras, da un paso al frente.
Lee Números 13:30. ¿Qué podemos aprender de lo que dijo Caleb acerca de confiar en las promesas de Dios?
Una misma información puede ser transmitida de muchas maneras. Cómo decimos algo es tan importante como lo que decimos. Caleb mostró su carácter al no discutir con los diez espías que no tenían fe y al no reconvenir a la gente por su falta de fe. En cambio, habló en forma valerosa, y apeló a la confianza y a la acción. Sin embargo, el pueblo no quería escuchar eso y tomó la decisión de apedrear a Moisés, a Josué y a Caleb.
Lee Números 14:1 al 10 y 20 al 24. ¿Cuál fue el resultado de rechazar la Palabra de Dios, y llegar a una interpretación defectuosa de los “hechos”?
Caleb debió haber quedado muy desilusionado. Había visto la buena tierra. Era fiel y estaba listo para entrar, pero ahora debía peregrinar por el desierto durante cuarenta años por causa de las faltas de los demás. Y Caleb tenía un sólido sentido de comunidad y quería ser parte de un todo. Lideró con el ejemplo y estimuló a otros. Caleb no se separó y comenzó un nuevo movimiento. El acto de irse cuando hay problemas o la falta de fe pueden ser fenómenos actuales, pero no son bíblicos. Caleb fue un hombre que se quedó, aun durante los años de castigo, y sin el espíritu de “te lo dije”.
¿De qué maneras has sufrido por las malas elecciones de otros? ¿Cómo te manejaste en esas situaciones?
RECLAMAR LAS PROMESAS DE DIOS
Pasaron cuarenta años. Los israelitas cruzan el Jordán y entran en la Tierra Prometida. Como personas hambrientas que ven una mesa cargada con buena comida, miran hacia Canaán. Las conversaciones se centran en cuáles son las mejores secciones de la tierra y quién las conseguirá. Mucho antes de entrar en la Tierra Prometida, Moisés quiso evitar peleas internas y dejó instrucciones para la división de la tierra, que se mencionan en Josué 14.
Lee Josué 14 ¿Qué pedido hizo Caleb, y por qué crees que lo hizo? ¿Qué te indica acerca de él y de su fe?
En medio de la repartición de la tierra, Caleb pide un sector específico. No es para una tribu, sino para él personalmente. A primera vista, este encuentro entre Josué y Caleb, los dos hombres más ancianos en Israel, parece fuera de lo normal. Aun cuando Caleb insiste en que él es fuerte y está listo para la guerra, reclama, por sobre todo, el cumplimiento de una promesa que Dios le hizo.
Caleb no tiene miedo de reclamar las promesas de Dios. Su pedido no es motivado por una ambición egoísta. El principio de “conseguir para dar” está bien arraigado en el anciano. Caleb no pide las tierras más lindas o más fértiles, sino un área habitada por los hijos de Anac, los gigantes, un sector todavía no conquistado. Estos gigantes asustaron a los israelitas cuarenta años atrás (Núm. 13:33).
Tal vez Caleb deseaba que la generación actual no cometiera los errores de sus antepasados. Él demostró su fe en Dios al pedir el territorio que más lo desafiaba, en lugar de elegir el más fácil.
Otra vez, Caleb lideró con el ejemplo, y fue una lección objetiva y viviente. En realidad, él estaba diciendo: “Si Dios puede usar a uno de los hombres más ancianos para echar a los gigantes, entonces el resto de ustedes no debe tener temor. Dios puede darles la victoria, y lo hará”. En Josué 15:13 y 14 se registra la victoria de Caleb sobre los descendientes de Anac. Lo que había aterrorizado a toda la Nación fue conquistado por un anciano que confiaba en el poder de Dios.
Lee Josué 14:14 ¿Qué significa servir al señor “cumplidamente”? ¿Qué clase de cosas en nuestras vidas, si no son aplastadas continuamente, harán que a Dios le sea difícil cumplir sus promesas en nosotros?
TRANSFIRIENDO LA HERENCIA
En algunas culturas, los ancianos son muy respetados y están bien integrados en la sociedad; son buscados por sus consejos y su sabiduría. En otras culturas, se los ve como personas no productivas y se los ignora. Este concepto parece crecer en todo el mundo. Caleb es un ejemplo maravilloso del uso positivo de la ancianidad. Caleb evitó los extremos asociados con los años de la jubilación. No se sintió intimidado por la edad, ni renunció a la vida y se aisló. No usó su edad como una excusa para no estar involucrado en su comunidad. No se aferró a su posición ni consideró a las personas más jóvenes como amenazas personales
¿Qué dice Salmo 92:12 al 15 acerca de la ancianidad?
Se ha dicho que Dios no tiene nietos. Caleb sabía que cada generación debe tener su propia experiencia con Dios. Los israelitas no podían subsistir con los milagros de Egipto, ni con la experiencia de sus padres en el desierto. Caleb deseaba que la generación más joven diera sus primeros pasos de fe.
¿Qué experiencia facilita Caleb en Jueces 1:12 y 13 ¿Cómo lo hace?
Las tribus de Judá y de Simeón estaban tomando su tierra, y trabajaban juntas por fe, a fin de lograr las promesas de Dios. Pero, tomar Quiriat-sefer (vers. 12) era un gran desafío. La arqueología muestra el sistema de fortificaciones de las ciudades de ese período en Palestina. No mirando los muros, Caleb vio una oportunidad de crecimiento: reclamar las promesas de Dios y tener la victoria. Aunque nos suene extraño, Caleb ofreció un incentivo maravilloso: el que conquistara la ciudad sería su yerno. Otoniel, sobrino de Caleb (Juec. 1:13), aceptó el desafío, y Dios le dio la victoria. Con el apoyo de Caleb, nació un nuevo héroe, y eso dio ricos dividendos en años posteriores: Dios usó a ese joven como el primer juez y libertador de Israel (Juec. 3:7-11).
Al avanzar en tu madurez, ¿de qué forma cambiaron tus actitudes? ¿Qué aprendiste al tener más años de experiencia? ¿Cómo pudiste evitar que los años te hundieran en actitudes y hábitos equivocados?
DAR LIBREMENTE
Lee Jueces 1:14 y 15. ¿Qué más nos indica esto acerca del carácter de Caleb?
La herencia era primordial para los israelitas. Poseer tierras para dejárselas a los herederos era una manera de asegurar que el legado no desaparecería. Esto era tan importante que se dieron leyes detalladas para proveer un heredero si un hombre moría sin haber tenido hijos, de modo que alguien tomara el nombre del fallecido y continuara con su legado (ver las leyes del levirato en Deut. 25:5-10).
Teniendo en cuenta su edad, Caleb habrá estado pensando en su propia herencia. Los registros genealógicos posteriores muestran que Caleb tuvo hijos. Él habrá deseado dejarles tanto como fuera posible. Acsa era su hija, pero cualquier tierra que se le diera saldría de la familia de Caleb y sería parte de la propiedad de su esposo. No sabemos qué motivó el pedido de tierras hecho por Acsa, pero si Caleb hubiese rehusado su pedido habría sido aceptable y habría estado en armonía con las normas sociales de proteger la propia herencia.
Lo sorprendente es que Caleb no solo les dio tierras, sino también las fuentes de aguas, las de arriba y las de abajo. La generosidad es una calle de doble tránsito. Proverbios 11:25 afirma que “el alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Cuando no damos liberalmente, tal vez es porque todavía no hemos recibido.
¿Qué implicaciones tiene este relato para nuestra vida espiritual, por ejemplo, en el área del perdón? Lee Mateo 6:15 y 18:21 al 35.
Podemos dar solamente lo que tenemos. Si no somos capaces de perdonar, entonces esta es una señal segura de que no hemos reclamado el perdón de Dios para nosotros mismos. Caleb había recibido bendiciones de Dios y estaba contento de compartirlas. Él mostró una generosidad que iba mucho más allá de las normas sociales de su época.
¿Cuán generoso eres tú con lo que tienes? ¿Encuentras que, cuanto más tienes, más dispuesto estás para compartirlo con otros, o tiendes a acumularlo? ¿Cómo puedes aprender a estar más dispuesto a dar de ti mismo para el bien de los demás?
Viernes 8 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “La fe de Caleb era, en esa época, la misma que tenía cuando su testimonio contradijo el informe desfavorable de los espías. Él había creído en la promesa de Dios, de que pondría a su pueblo en posesión de la tierra de Canaán, y en esto había seguido fielmente al Señor. Había sobrellevado, con su pueblo, la larga peregrinación por el desierto, y compartido las desilusiones y las cargas de los culpables; no obstante, no se quejó de esto, sino que ensalzó la misericordia de Dios, que lo había guardado en el desierto cuando sus hermanos eran eliminados. En medio de las penurias, los peligros y las plagas de las peregrinaciones en el desierto, durante los años de guerra desde que entraron en Canaán, el Señor lo había guardado, y ahora que tenía más de ochenta años su vigor no había disminuido. No pidió una tierra ya conquistada, sino el sitio que, por sobre todos los demás, los espías habían considerado imposible de subyugar. Con la ayuda de Dios, quería arrebatar aquella fortaleza de manos de los mismos gigantes cuyo poder había hecho tambalear la fe de Israel. Al hacer su petición, no fue movido Caleb por el deseo de conseguir honores o engrandecimiento. El valiente y viejo guerrero deseaba dar al pueblo un ejemplo que honrara a Dios, y alentar a las tribus para que subyugaran completamente la tierra que sus padres habían considerado inconquistable” (PP 547, 548).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Como cristianos, somos bombardeados con “hechos” que son interpretados de formas que contradicen nuestra fe. La palabra clave, aquí, es “interpretados”. ¿Cómo podemos confrontar estos desafíos sin parecer necios y mantener, al mismo tiempo, nuestra integridad?
- Observa que no siempre interpretamos los “hechos” de forma correcta. Por ejemplo, la materia la vemos como algo sólido pero, en realidad, es casi todo espacio vacío. Vemos la tierra como firme, inmóvil, aunque se está moviendo velozmente por el espacio. Podemos estar en un cuarto vacío y cerrado, y no escuchar nada, pero allí adentro el aire está lleno de ondas de radio que llevan sonidos que no podemos escuchar. ¿Qué lecciones obtenemos de lo que significa vivir por fe y no por vista?
- De la vida de Caleb, ¿qué lecciones extraemos para alimentar a creyentes nuevos, a jóvenes y a niños, a fin de que ocupen cargos de liderazgo y responsabilidad en la iglesia?
- Caleb se quedó junto a su pueblo, aun en medio de sus pecados y errores. ¿Qué lecciones nos enseña esto hoy?
Compilador: Delfino J.