Lección 6 Para el 06 de noviembre de 2010
Urías: La fe de un extranjero
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Samuel 26:5-11; 2 Samuel 11; Ester 8:17; Salmo 51; Isaías 56:3-7; Efesios 2:19.
1 Samuel 26:5-11
5 Y se levantó David, y vino al sitio donde Saúl había acampado; y miró David el lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y estaba Saúl durmiendo en el campamento, y el pueblo estaba acampado en derredor de él.
6 Entonces David dijo a Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: ¿Quién descenderá conmigo a Saúl en el campamento? Y dijo Abisai: Yo descenderé contigo.
7 David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él.
8 Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe.
9 Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente?
10 Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca,
11 guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos.
2 Samuel 11
1 Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.
2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.
3 Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.
4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.
5 Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.
6 Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David.
7Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra.
8 Después dijo David a Urías: desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real.
9 Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.
10 E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
11 Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
12 Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
13 Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.
14 Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías.
15 Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.
16 Así fue que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.
17 Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de David; y murió también Urías heteo.
18 Entonces envió Joab e hizo saber a David todos los asuntos de la guerra.
19 Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabes de contar al rey todos los asuntos de la guerra,
20 si el rey comenzara a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis demasiado a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el muro?
21 ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías heteo es muerto.
22 Fue el mensajero, y llegando, contó a David todo aquello a que Joab le había enviado.
23 Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;
24 pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo.
25 Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
26 Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido.
27 Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.
Ester 8:17
17 Y en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el mandamiento del rey, los judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hacían judíos, porque el temor de los judíos había caído sobre ellos.
Salmo 51
1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
2 Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
3 Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
5 He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.
8 Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.
9 Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.
12 Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.
13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.
14 Líbrame de homicidios, oh Dios,
Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia.
15 Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.
16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
18 Haz bien con tu benevolencia a Sión;
Edifica los muros de Jerusalén.
19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
el holocausto u ofrenda del todo quemada;
Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.
Isaías 56:3-7
3 Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco.
4 Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto,
5 yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá.
6 Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto,
7 yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
Efesios 2:19
19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.
PARA MEMORIZAR: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deut. 6:5).
IMAGÍNATE QUE ESTÁS COMPRANDO un pasaje de tren. La fila es larga y estás impaciente porque podrías perder tu tren. Finalmente pagas, recibes tu boleto y corres al tren. En el camino, cuentas tu vuelto, y descubres que te han devuelto mucho de más. ¿Qué haces? ¿Vuelves a la fila para devolver el dinero sobrante y tal vez pierdes el tren o consideras que fue tu día de suerte y sigues adelante?
Lo que hagas depende de tu comprensión del bien y del mal. La ética es la manera de aplicar esta comprensión en la vida diaria. Hoy, la ética más popular es la situacional, que dice que no hay absolutos morales. A menudo, significa hacer lo que más te beneficia en una situación específica.
Esta semana veremos un contraste de ética entre la del rey David y la del soldado Urías. Aunque las acciones de David son horribles, parecen peores al contrastarlas con las del soldado. Si bien no se dice mucho sobre Urías, lo que vemos de él y de su lamentable suerte puede enseñarnos lo que significa vivir la fe, en oposición a solo hablar de ella.
LA CUESTA RESBALADIZA
Lee 2 Samuel 11. ¿Cómo puede alguien tan honrado por Dios caer tan bajo en el pecado? ¿Qué advertencia presenta esto para todos nosotros?
2 Samuel 11
1 Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.
2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.
3 Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.
4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.
5 Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.
6 Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David.
7Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra.
8 Después dijo David a Urías: desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real.
9 Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.
10 E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
11 Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
12 Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
13 Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.
14 Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías.
15 Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.
16 Así fue que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.
17 Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de David; y murió también Urías heteo.
18 Entonces envió Joab e hizo saber a David todos los asuntos de la guerra.
19 Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabes de contar al rey todos los asuntos de la guerra,
20 si el rey comenzara a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis demasiado a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el muro?
21 ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías heteo es muerto.
22 Fue el mensajero, y llegando, contó a David todo aquello a que Joab le había enviado.
23 Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;
24 pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo.
25 Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
26 Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido.
27 Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.
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No podemos estudiar la historia de Urías sin considerar a David. Aquí vemos a David en su peor aspecto. El autor del libro de Samuel no alaba al héroe e ignora sus pecados. La historia de David, Betsabé y Urías es un punto de inflexión en la vida y el reinado de David. Hasta aquí, era descrito como alguien con fuerza creciente. En 2 Samuel 11 se habla del comienzo de su caída.
Algunos ven, en este pecado, una excusa para el suyo propio. Sin embargo, el pecado tiene consecuencias, y aquí se muestra cuántas vidas afectó. El primero en sufrir, como resultado del pecado de David, fue Urías; luego, el niño nacido de David y Betsabé. David pierde credibilidad en su familia, y las repercusiones se expanden y son un problema nacional. La reacción en cadena del pecado de David se amplía hasta incluir violación (2 Sam. 13:14), asesinato (2 Sam. 13:28, 29) y la pérdida de muchas vidas en una rebelión (2 Sam. 15). Si bien él se arrepintió y obtuvo la misericordia de Dios, el autor del relato claramente señala que el pecado tiene graves consecuencias (2 Sam. 12:13, 14).
Esta historia se narra en una forma bien estructurada. El autor bíblico usa palabras de acción (a menudo el verbo enviar), y contrasta las conductas de Urías y de David. Veamos la estructura del relato:
* David envía a Joab a pelear contra los amonitas (11:1).
* David pregunta acerca de Betsabé y la envía a llamar (vers. 3, 4).
* David comete adulterio con Betsabé (vers. 4).
* Betsabé envía un mensaje acerca de su embarazo (vers. 5).
* David manda a llamar a Urías (vers. 6).
* Urías rehúsa dormir con Betsabé (vers. 13).
* David envía la sentencia de muerte con Urías (vers. 14, 15).
Como se ve, “enviar” es una actividad muy importante en 2 Samuel 11. Cuando enviamos a alguien a alguna parte, tenemos poder sobre esa persona. Vemos que David es el personaje más poderoso de esta historia. Él es el que más envía y controla. Es capaz de destruir. Actúa como un monarca absoluto del Cercano Oriente. Sin embargo, hay algo que David no puede controlar: el pecado. Aunque parece que él domina las acciones externas, el pecado controla sus elecciones y sus motivaciones.
NINGUNO ES UNA ISLA
La historia de David y de Urías es presentada en el marco de una guerra con los amonitas. Lee cuidadosamente 2 Samuel 11:1. ¿Qué sutil crítica a David incluye el autor?
2 Samuel 11:1
1 Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.
David se queda en casa y envía a su ejército al mando de Joab. Este, por supuesto, es el primer error de David. De algún modo, había comenzado a creer que él realmente era más especial que sus hombres, y que no debía exponerse al peligro. No había aprendido, todavía, que los peligros mayores son casi siempre los de adentro, no los de afuera. El gran problema con el poder o la autoridad es cuán fácilmente distorsiona nuestra percepción propia. Pensamos que somos mejores y que estamos por sobre las leyes, o que las reglas existen para otros.
Compara las formas de liderazgo que ejerce David en la historia de 1 Samuel 26:5 al 11 y en 2 Samuel 11. ¿Qué diferencia observas?
1 Samuel 26:5 al 11
5 Y se levantó David, y vino al sitio donde Saúl había acampado; y miró David el lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y estaba Saúl durmiendo en el campamento, y el pueblo estaba acampado en derredor de él.
6 Entonces David dijo a Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: ¿Quién descenderá conmigo a Saúl en el campamento? Y dijo Abisai: Yo descenderé contigo.
7 David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él.
8 Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe.
9 Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente?
10 Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca,
11 guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos.
2 Samuel 11
1 Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.
2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.
3 Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.
4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.
5 Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.
6 Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David.
7Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra.
8 Después dijo David a Urías: desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real.
9 Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.
10 E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
11 Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
12 Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
13 Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.
14 Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías.
15 Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.
16 Así fue que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.
17 Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de David; y murió también Urías heteo.
18 Entonces envió Joab e hizo saber a David todos los asuntos de la guerra.
19 Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabes de contar al rey todos los asuntos de la guerra,
20 si el rey comenzara a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis demasiado a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el muro?
21 ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías heteo es muerto.
22 Fue el mensajero, y llegando, contó a David todo aquello a que Joab le había enviado.
23 Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;
24 pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo.
25 Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
26 Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido.
27 Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.
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Un relato describe cómo David protegió la vida de Saúl, dirigió con el ejemplo y pidió voluntarios. Pero el otro, 2 Samuel 11, muestra que, en lugar de haber ido con sus tropas y haberlas dirigido, dependiendo de Dios para su conducción y su seguridad personales, David estaba en el techo plano de su palacio, una tarde calurosa (probablemente, con el fin de captar la brisa vespertina).
Sin duda, su palacio estaba en una parte alta, desde donde se veía la mayor parte de Jerusalén. Mirando los techos de las casas, David vio a una mujer que se estaba bañando y preguntó cuál era su identidad. Luego, mandó a buscar a la mujer, aun sabiendo muy bien que era la esposa de Urías, el heteo. El verbo hebreo que se usa indica que la orden de David a Betsabé es muy fuerte, y en otros contextos se utiliza para expresar que algo es tomado por la fuerza (Gén. 14:11). David fue tras sus deseos, y archivó completamente su conocimiento del bien y del mal. Poco se imaginaba David, en ese momento, las consecuencias que seguirían a esta decisión personal. El ostentar deliberadamente su poder afectaría directamente las vidas de Betsabé, de Urías, de un niño no nacido y del curso de la historia de Israel.
Piensa en las decisiones que haces. ¿Están basadas mayormente en el pensamiento racional y en la lógica o están basadas en emociones y pasiones? ¿Qué motivaciones parecen dominarte? ¿Cómo puedes llegar a un equilibrio correcto entre ambos?
UN EXTRANJERO EN ISRAEL
En este capítulo, se menciona a Urías como “Urías heteo”. ¿Quiénes eran los heteos de Palestina? Eran un grupo étnico relacionado en forma incierta con los estados neohititas del norte. En la cultura del Antiguo Testamento, la nacionalidad, la raza y la religión estaban interconectadas. Por eso, se prohibía el casamiento entre los israelitas y las naciones circundantes, como se ve en Deuteronomio 7:3 y en cada reavivamiento de Israel. La prohibición del casamiento mixto tenía que ver con la religión. Pero, en el Antiguo Testamento hay ejemplos de extranjeros que aceptaron al Dios de Israel, como Urías, quien fue asimilado por medio del casamiento y la religión.
¿Cuáles son algunos ejemplos de extranjeros que fueron asimilados a Israel? Jos. 6:25; Rut 1:1-16; Est. 8:17; Isa. 56:3-7.
Jos. 6:25
25 Mas Josué salvó la vida de Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.
Rut 1:1-16
1 Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos.
2 El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí.
3 Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos,
4 los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años.
5 Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido.
6 Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan.
7 Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá.
8 Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo.
9 Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron,
10 y le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo.
11 Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos?
12 Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos,
13 ¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí.
14 Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella.
15 Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella.
16 Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.
Est. 8:17
17 Y en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el mandamiento del rey, los judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hacían judíos, porque el temor de los judíos había caído sobre ellos.
Isaías 56:3-7
3 Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco.
4 Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto,
5 yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá.
6 Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto,
7 yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
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Rut, la moabita, dejó su tierra, su pueblo y su religión, y acompañó a su suegra de regreso a Israel. Sus famosas palabras subrayan que adoptaba no solo a otro pueblo, sino también a otro Dios: “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” (Rut. 1:16). La asimilación incluye a prostitutas mentirosas como Rahab, que protegió a los dos espías (Jos. 2:4). Ella respondió a la pequeña luz que tenía, y creyó que el Dios de Israel era poderoso y fiel. Tiempo después de la caída de Jericó, Rahab se casó con Salmón y, junto con Rut, está incluida en la genealogía de Cristo (Jos. 6:25; Mat. 1:5).
Urías no es el único heteo que sirvió a David: también se menciona a Ahimelec (1 Sam. 26:6); pero Urías era uno de los guerreros de elite de David (1 Crón. 11:41). Es interesante notar que si Eliam, el padre de Betsabé (2 Sam. 11:3), era Eliam hijo de Ahitofel gilonita (2 Sam. 23:34), entonces Urías se casó con alguien de una familia influyente. Su suegro era un guerrero elegido e hijo del estimado consejero de David. Esto podría explicar la proximidad de la casa de Urías al palacio y la deserción de Ahitofel (2 Sam. 15:31). Puede ser que este sintiera rencor por la forma en que David había tratado a su nieta Betsabé y por el asesinato de Urías.
Lee Efesios 2:19. ¿De qué modo la asimilación de Rut, de Rahab y de Urías a Israel puede ayudarnos a comprender que, no importa cuál sea nuestro trasfondo, por medio de Cristo podemos ser aceptados en “la familia de Dios”?
Efesios 2:19
19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.
¿QUÉ HAY EN UN NOMBRE?
Los nombres eran muy importantes en el mundo bíblico. El nombre hablaba de la herencia cultural de una persona y de sus creencias, o señalaba los deseos de los padres para sus hijos. A menudo, un cambio de creencias o de circunstancias de la vida se indicaba con un cambio de nombre.
Nota los nuevos nombres de los siguientes personajes y señala la razón que se da para el cambio de nombre:
Abram (Gén. 17:5)
Gén. 17:5
5 Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.
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Jacob (Gén. 32:27, 28)
Gén. 32:27, 28
27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.
28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
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Daniel (Dan. 1:7)
Dan. 1:7
7 A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego
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Después de la noche de lucha de Jacob con su visitante celestial, experimentó tal vez uno de los cambios de nombre de mayores consecuencias en toda la historia sagrada. De “engañador” (Jacob), se convirtió en “que Dios ayude a” (Israel), y todos sus descendientes llegaron a ser conocidos como “israelitas”, o los hijos de Israel.
El cambio de nombre de Daniel tuvo un propósito diferente. El rey Nabucodonosor quería que los jóvenes exiliados supieran quién tenía el control. El nombre de Daniel (“Dios es mi juez”) fue cambiado a “Protege la vida del príncipe” (Beltsasar), en un intento de socavar la lealtad de Daniel hacia Dios.
El nombre Urías no es singular en la historia bíblica. Durante el tiempo del rey Ezequías, un profeta de nombre Urías comunicó el castigo de Dios sobre Jerusalén (Jer. 26:20-23). Es interesante que el nombre “Urías” es hebreo, y puede ser traducido como “mi luz es el Señor” o “llama del Señor”. Él pudo haber sido heteo de nacimiento, pero por elección pertenecía al Dios de Israel. La ascendencia hetea de Urías subraya el hecho de que Dios no mira el exterior, sino el corazón. Tener miembros de la familia en posiciones destacadas en la iglesia o piadosos antepasados no nos da una mejor posición ante Dios.
Al morir por toda la humanidad, Cristo derribó las barreras entre todos los pueblos (Gál. 3:28). La Cruz muestra que todos somos iguales ante Dios; Cristo murió por cada ser humano, y cada uno es de infinito valor ante sus ojos. Dios dio tareas y vocaciones especiales a diferentes grupos, pero eso no quiere decir que algunos pueblos son de más valor para Dios que otros. La Cruz demuestra que esto es algo equivocado.
UN HOMBRE DE PRINCIPIOS
En la narración bíblica, Betsabé parece ser un personaje pasivo, y el autor bíblico se abstiene de comentar acerca de su responsabilidad o participación. Aun cuando ella aparece como pasiva en todo el informe, debe pagar un alto precio: su bebé muere. La única vez que Betsabé habla es cuando le envía un mensaje a David para decirle que está embarazada (2 Sam. 11:5). David calcula que si Urías vuelve a su casa, aunque más no sea por una noche, podría parecer que el bebé es de Urías, y su pecado pasaría inadvertido. David envía a buscar a Urías, que está a 65 km (40 millas) de Jerusalén. David habla con él y lo manda a su casa para dormir con su esposa (2 Sam. 11:8). En un esfuerzo por parecer generoso, envía un regalo al hogar de Urías, y piensa que la situación está atendida. Pero Urías es un hombre de principios, y no puede ser manipulado. Pasa la noche en la puerta con los siervos del Rey. La situación se escapa del control de David. A la mañana siguiente, David se entera y envía a buscar a Urías. Se siente frustrado y, aunque es un hombre íntegro, ahora no parece comprender la integridad de Urías.
¿Qué dice 2 Samuel 11:10 al 13 acerca de los motivos de Urías? ¿Qué otros ejemplos podemos encontrar en la Biblia de personas que actuaron con la misma clase de integridad?
2 Samuel 11:10 al 13
10 E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
11 Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
12 Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
13 Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.
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La respuesta de Urías muestra que él no era un creyente nominal, sino que se había identificado con el Dios de Israel y con sus camaradas. Urías creyó que estaba mal usar su situación para su comodidad o su ventaja personal. El mismo David que una vez mostró su lealtad al rey Saúl ahora no podía comprender la lealtad y la fidelidad de Urías.
David recurrió a un plan repugnante: deliberadamente emborrachó a Urías, en un intento de quebrar sus principios. Es interesante notar que las dos hijas de Lot usaron el mismo plan, que dio origen a los amonitas (Gén. 19:30-38), precisamente el pueblo contra el cual el ejército de Israel está peleando. A pesar de su razonamiento debilitado, Urías rehusó comprometer sus valores, y otra vez pasó la noche con los siervos del Rey.
Lee el Salmo 51 en el contexto de 2 Samuel 11. ¿Qué podemos aprender acerca de la naturaleza del pecado, del arrepentimiento y de la gracia de Dios?
Salmo 51
1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
2 Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
3 Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
5 He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.
8 Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.
9 Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.
12 Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.
13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.
14 Líbrame de homicidios, oh Dios,
Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia.
15 Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.
16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
18 Haz bien con tu benevolencia a Sión;
Edifica los muros de Jerusalén.
19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
el holocausto u ofrenda del todo quemada;
Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.
2 Samuel 11
1 Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.
2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.
3 Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.
4 Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.
5 Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.
6 Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David.
7Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra.
8 Después dijo David a Urías: desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real.
9 Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.
10 E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
11 Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
12 Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
13 Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.
14 Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías.
15 Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.
16 Así fue que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.
17 Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de David; y murió también Urías heteo.
18 Entonces envió Joab e hizo saber a David todos los asuntos de la guerra.
19 Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabes de contar al rey todos los asuntos de la guerra,
20 si el rey comenzara a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis demasiado a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el muro?
21 ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías heteo es muerto.
22 Fue el mensajero, y llegando, contó a David todo aquello a que Joab le había enviado.
23 Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;
24 pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo.
25 Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
26 Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido.
27 Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “La Biblia tiene poco que decir en alabanza de los hombres. Dedica poco espacio a relatar las virtudes hasta de los mejores hombres que jamás hayan vivido. Este silencio no deja de tener su propósito y su lección. Todas las buenas cualidades que poseen los hombres son dones de Dios; realizan sus buenas acciones por la gracia de Dios manifestada en Cristo. Como lo deben todo a Dios, la gloria de cuanto son y hacen le pertenece solo a él; ellos no son sino instrumentos en sus manos.
“Además, según todas las lecciones de la historia bíblica, es peligroso alabar o ensalzar a los hombres; pues, si uno llega a perder de vista su total dependencia de Dios, y a confiar en su propia fortaleza, caerá seguramente. [...] El tenor de la Biblia está destinado a inculcarnos desconfianza en el poder humano y a fomentar nuestra confianza en el poder divino.
“El espíritu de confianza y ensalzamiento de sí fue el que preparó la caída de David. La adulación y las sutiles seducciones del poder y del lujo no dejaron de tener su efecto sobre él. También las relaciones con las naciones vecinas ejercieron en él una influencia maléfica. Según las costumbres que prevalecían entre los soberanos orientales de aquel entonces, los crímenes que no se toleraban en los súbditos quedaban impunes cuando se trataba del rey; el monarca no estaba obligado a ejercer el mismo dominio de sí que el súbdito. Todo esto tendía a aminorar, en David, el sentido de la perversidad excesiva del pecado. Y, en vez de confiar humilde en el poder de Dios, comenzó a confiar en su propia fuerza y sabiduría” (PP 775, 776).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. En la clase, identifiquen cargos o posiciones en los cuales tuvieron poder o influencia. Analicen cómo hacer para no usar mal ese poder. ¿Cómo podemos ayudar a alguien que está por usar mal su autoridad o su influencia?
2. Considera la composición étnica, cultural y socioeconómica de tu clase. ¿Cómo se sentirían, en tu clase, personas de otros grupos o que no pertenecen a ninguna iglesia? ¿Qué podrían hacer, como clase, para extenderse hacia los “extranjeros”?
3. Urías –honesto, leal, de principios– es asesinado por su propio rey, a quien servía fielmente. David –deshonesto, traicionero, engañador– consigue la hermosa mujer como esposa y vive muchos años más. Analiza la situación.
4. Repasen el Salmo 51 y analicen qué enseña acerca del perdón. ¿Cómo aprenderemos a aceptar el perdón cuando podríamos ser culpables de pecados tan malos como los de David?
Compilador: Delfino J.