Lección 07 Para el 13 de noviembre de 2010
Abiatar: El sacerdote
Sábado 6 de noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 28:6; 39:2-7; 1 Samuel 21:1-9; 22:6-23; 2 Samuel 15:13-29.
Éxodo 28:6
Y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
Éxodo 39:2-7
2 Hizo también el efod de oro, de azul, púrpura, carmesí y lino torcido.
3 Y batieron láminas de oro, y cortaron hilos para tejerlos entre el azul, la púrpura, el carmesí y el lino, con labor primorosa.
4 Hicieron las hombreras para que se juntasen, y se unían en sus dos extremos.
5 Y el cinto del efod que estaba sobre él era de lo mismo, de igual labor; de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, como Jehová lo había mandado a Moisés.
6 Y labraron las piedras de ónice montadas en engastes de oro, con grabaduras de sello con los nombres de los hijos de Israel,
7 y las puso sobre las hombreras del efod, por piedras memoriales para los hijos de Israel, como Jehová lo había mandado a Moisés.
1 Samuel 21:1-9
1 VINO David a Nob, al sacerdote Ahimelec; y se sorprendió Ahimelec de su encuentro, y le dijo: ¿Cómo vienes tú solo, y nadie contigo?
2 Y respondió David al sacerdote Ahimelec:El rey me encomendó un asunto, y me dijo:Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío, y lo que te he encomendado; y yo les señalé a los criados un cierto lugar.
3 Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas.
4 El sacerdote respondió a David y dijo: No tengo pan común a la mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si los criados se han guardado a lo menos de mujeres.
5 Y David respondió al sacerdote, y le dijo: En verdad las mujeres han estado lejos de nosotros ayer y ante ayer; cuando yo salí, ya los vasos de los jóvenes eran santos, aunque el viaje es profano; ¿cuánto más no serán santos hoy sus vasos?
6 Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los panes de la proposición, los cuales habían sido quitados de la presencia de Jehová, para poner panes calientes el día que aquéllos fueron quitados.
7 Y estaba allí aquel día detenido delante de Jehová uno de los siervos de Saúl, cuyo nombre era Doeg, edomita, el principal de los pastores de Saúl.
8 Y David dijo a Ahimelec: ¿ No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto la orden del rey era apremiante.
9 Y el sacerdote respondió: La espada de Goliat el filisteo, al que tú venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un velo detrás del efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. Y dijo David: Ninguna como ella; dámela.
1 Samuel 22:6-23
6 Oyó Saúl que se sabía de David y de los que estaban con él. Y Saúl estaba sentado en Gabaa, debajo de un tamarisco sobre un alto; y tenía su lanza en su mano, y todos sus siervos estaban alrededor de él.
7 Y dijo Saúl a sus siervos que estaban alrededor de él: Oíd ahora, hijos de Benjamín: ¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas, y os hará a todos vosotros jefes de millares y jefes de centenas,
8 para que todos vosotros hayáis conspirado contra mí, y no haya quien me descubra al oído cómo mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Isaí, ni alguno de vosotros que se duela de mí y me descubra cómo mi hijo ha levantado a mi siervo contra mí para que me aceche, tal como lo hace hoy?
9 Entonces Doeg edonita, que era el principal de los siervos de Saúl, respondió y dijo: Yo vi al hijo de Isaí que vino a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob,
10 el cual consultó por él a Jehová y le dio provisiones, y también le dio la espada de Goliat el filisteo.
11 Y el rey envió por el sacerdote Ahimelec hijo de Ahitob, y por toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob; y todos vinieron al rey.
12 Y Saúl le dijo: Oye ahora, hijo de Ahitob. Y él dijo: Heme aquí, señor mío.
13 Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando le diste pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantase contra mí y me acechase, como lo hace hoy día?
14 Entonces Ahimelec respondió al rey, y dijo: ¿Y quién entre todos tus siervos es tan fiel como David, yerno también del rey, que sirve a tus órdenes y es ilustre en tu casa?
15 ¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de mí; no culpe el rey de cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de este asunto, grande ni pequeña.
16 Y el rey dijo: Sin duda morirás, Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre.
17 Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que estaba alrededor de él: Volveos y matad a los sacerdotes de Jehová; porque también la mano de ellos está con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Pero los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes de Jehová.
18 Entonces dijo el rey a Doeg: Vuelve tú, y arremete contra los sacerdotes. Y se volvió Doeg el edomita y acometió a los sacerdotes, y mató en aquel día a ochenta y cinco varones que vestían efod de lino.
19 Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, hirió a filo de espada; así a hombres como a mujeres, niños hasta los de pecho, bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada.
20 Pero uno de los hijos de Ahimelec hijo de Ahitob, que se llamaba Abiatar, escapó, y huyó tras David.
21 Y Abiatar dio aviso a David de cómo Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Jehová.
22 Y dijo David a Abiatar: Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el edonita, él lo había de hacer saber a Saúl. Yo he ocasionado la muerte de todas las personas de la casa de tu padre.
23 Quédate conmigo, no temas; quien buscare mi vida, buscará también la tuya; pues conmigo estarás a salvo.
2 Samuel 15:13-29
15 Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos a todo lo que nuestro señor el rey decida.
16 El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey díez mujeres concubinas, para que guardasen la casa.
17 Salió, pues, el rey con todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar distante.
18 Y todos sus siervos pasaban a su lado, con todos los cereteos y peleteos; y todos los geteos, seiscientos hombres que habían venido a pie desde Gat, iban delante del rey.
19 Y dijo el rey a Itai geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar.
20 Ayer viniste, ¿y he de hacer hoy que te muevas para ir con nosotros? En cuanto a mí, yo iré a donde pueda ir; tú vuélvete, y haz volver a tus hermanos; y Jehová te muestre amor permanente y fidelidad.
21 Y respondió Itai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que o para muerte o para vida, donde mi señor el rey estuviera, allí estará también tu siervo.
22 Entonces David dijo a Itai: Ven, pues, y pasa. Y pasó ltai geteo, y todos sus hombres, y toda su familia.
23 Y todo el país lloró en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó al camino que va al desierto.
24 Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que todo el pueblo hubo acabado de salir de la ciudad.
25 Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad. Si yo hallare gracia ante los ojos de Jehová, él hará que vuelva, y me dejará verla y a su tabernáculo.
26 Y si dijere: No me complazco en ti; aquí estoy, haga de mí lo que bien le pareciera.
27 Dijo además el rey al sacerdote Sadoc: ¿No eres tú el vidente? Vuelve en paz a la ciudad, y con vosotros vuestros dos hijos; Ahimaas tu hijo, y Jonatán hijo de Abiatar.
28 Mirad, yo me detendré en los vados del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso.
29 Entonces Sadoc y Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén, y se quedaron allá.
PARA MEMORIZAR:
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Ped. 2:9).
LOS SACERDOTES FUERON MUY IMPORTANTES en la vida y en la historia de Israel, y también en las naciones vecinas. En Mesopotamia, el rey era un sacerdote, y reunía el poder político con el religioso. Los sacerdotes representaban grandes intereses en la corte, y muchas veces designaban a los reyes. En el Antiguo Testamento, el sacerdocio era central en la vida de fe de Israel, y su influencia llegó al Nuevo Testamento.
El sacerdocio de todos los creyentes (1 Ped. 2:9), destacado en la Reforma Protestante, no es solo un concepto del Nuevo Testamento (ver Éxo. 19:6). El ideal de Dios siempre fue que los creyentes fueran santos, y sirvieran a otros intercediendo por ellos y comunicándoles la salvación.
Ahora veremos la historia de Abiatar, que nos brinda algunas vislumbres del sacerdocio del Antiguo Testamento y nos cuenta que el sacerdocio no se basa solo en el linaje o en la educación, sino en el compromiso personal con el Señor. Y, a veces, las elecciones equivocadas también pueden descalificar a un miembro del sacerdocio.
Domingo 7 de noviembre
MENTIRAS Y TRAGEDIA
Lee 1 Samuel 21:1 al 9, y 1 Samuel 22:6 al 23. Luego responde las siguientes preguntas:
1 Samuel 21:1-9
1 VINO David a Nob, al sacerdote Ahimelec; y se sorprendió Ahimelec de su encuentro, y le dijo: ¿Cómo vienes tú solo, y nadie contigo?
2 Y respondió David al sacerdote Ahimelec:El rey me encomendó un asunto, y me dijo:Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío, y lo que te he encomendado; y yo les señalé a los criados un cierto lugar.
3 Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas.
4 El sacerdote respondió a David y dijo: No tengo pan común a la mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si los criados se han guardado a lo menos de mujeres.
5 Y David respondió al sacerdote, y le dijo: En verdad las mujeres han estado lejos de nosotros ayer y ante ayer; cuando yo salí, ya los vasos de los jóvenes eran santos, aunque el viaje es profano; ¿cuánto más no serán santos hoy sus vasos?
6 Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los panes de la proposición, los cuales habían sido quitados de la presencia de Jehová, para poner panes calientes el día que aquéllos fueron quitados.
7 Y estaba allí aquel día detenido delante de Jehová uno de los siervos de Saúl, cuyo nombre era Doeg, edomita, el principal de los pastores de Saúl.
8 Y David dijo a Ahimelec: ¿ No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto la orden del rey era apremiante.
9 Y el sacerdote respondió: La espada de Goliat el filisteo, al que tú venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un velo detrás del efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. Y dijo David: Ninguna como ella; dámela.
1 Samuel 22:6-23
6 Oyó Saúl que se sabía de David y de los que estaban con él. Y Saúl estaba sentado en Gabaa, debajo de un tamarisco sobre un alto; y tenía su lanza en su mano, y todos sus siervos estaban alrededor de él.
7 Y dijo Saúl a sus siervos que estaban alrededor de él: Oíd ahora, hijos de Benjamín: ¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas, y os hará a todos vosotros jefes de millares y jefes de centenas,
8 para que todos vosotros hayáis conspirado contra mí, y no haya quien me descubra al oído cómo mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Isaí, ni alguno de vosotros que se duela de mí y me descubra cómo mi hijo ha levantado a mi siervo contra mí para que me aceche, tal como lo hace hoy?
9 Entonces Doeg edonita, que era el principal de los siervos de Saúl, respondió y dijo: Yo vi al hijo de Isaí que vino a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob,
10 el cual consultó por él a Jehová y le dio provisiones, y también le dio la espada de Goliat el filisteo.
11 Y el rey envió por el sacerdote Ahimelec hijo de Ahitob, y por toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob; y todos vinieron al rey.
12 Y Saúl le dijo: Oye ahora, hijo de Ahitob. Y él dijo: Heme aquí, señor mío.
13 Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando le diste pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantase contra mí y me acechase, como lo hace hoy día?
14 Entonces Ahimelec respondió al rey, y dijo: ¿Y quién entre todos tus siervos es tan fiel como David, yerno también del rey, que sirve a tus órdenes y es ilustre en tu casa?
15 ¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de mí; no culpe el rey de cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de este asunto, grande ni pequeña.
16 Y el rey dijo: Sin duda morirás, Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre.
17 Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que estaba alrededor de él: Volveos y matad a los sacerdotes de Jehová; porque también la mano de ellos está con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Pero los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes de Jehová.
18 Entonces dijo el rey a Doeg: Vuelve tú, y arremete contra los sacerdotes. Y se volvió Doeg el edomita y acometió a los sacerdotes, y mató en aquel día a ochenta y cinco varones que vestían efod de lino.
19 Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, hirió a filo de espada; así a hombres como a mujeres, niños hasta los de pecho, bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada.
20 Pero uno de los hijos de Ahimelec hijo de Ahitob, que se llamaba Abiatar, escapó, y huyó tras David.
21 Y Abiatar dio aviso a David de cómo Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Jehová.
22 Y dijo David a Abiatar: Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el edonita, él lo había de hacer saber a Saúl. Yo he ocasionado la muerte de todas las personas de la casa de tu padre.
23 Quédate conmigo, no temas; quien buscare mi vida, buscará también la tuya; pues conmigo estarás a salvo.
1. ¿Qué mentira le dijo David a Ahimelec acerca de por qué se encontraba allí?
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2. ¿Qué le sucedió a Ahimelec como resultado de su confianza en David?
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3. ¿De qué modo trató Saúl de lograr que sus propios hombres se volvieran contra David? ¿Qué clase de argumento usó?
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4. ¿De qué modo respondió Ahimelec a Saúl con respecto al carácter y la fidelidad de David?
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5. ¿Qué nos enseña este relato acerca de cuánto había caído Saúl, y cuán degenerado y vengativo había llegado a ser?
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6. ¿Por qué crees que Doeg, un extranjero, hizo lo que los siervos de Saúl rehusaron hacer?
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7. ¿De qué manera respondió David a la noticia de la masacre? ¿En qué forma su respuesta era correcta?
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8. ¿Qué promesa hizo David al único hijo de Ahimelec que alcanzó a escapar de la matanza?
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Considera el contraste, en esta historia, entre la honra y la deshonra, entre la fidelidad y la falta de fidelidad. Considera el desastre que produjeron la deshonestidad y el pecado. ¿Qué clase de preguntas morales afrontas ahora mismo? ¿Qué clase de elecciones morales tienes que hacer? Piensa en las consecuencias de tus acciones antes de que hagas esas elecciones.
ABIATAR, EL SACERDOTE
No se dice cómo escapó Abiatar de la matanza de su familia. Solo se dice que escapó y que fue hasta donde estaba David. Sin embargo, antes de huir, Abiatar alcanzó a salvar el efod (1 Sam. 23:6), una vestimenta sagrada que usaban los sacerdotes (ver Éxo. 28:6; 39:2-7), para buscar la voluntad de Dios cuando debían tomar decisiones. En dos ocasiones, se informa que David llamó a Abiatar y consultó con el efod (1 Sam. 23:9-12; 30:7, .
En contraste con nosotros hoy, la gente en los días de Abiatar tenía poco acceso a la revelación escrita de Dios. Había pocas copias manuscritas del libro de la Ley (el Pentateuco), y la mayor parte de la gente no tenía oportunidad de estudiar la Palabra de Dios. Hoy tenemos acceso a la Biblia por nosotros mismos. Dios nos promete al Espíritu Santo para explicarnos su Palabra (Juan 14:26). Dios también usa a personas consagradas para darnos consejos piadosos (Prov. 20:18) y actúa por medio de las circunstancias (Rom. 8:28).
¿Cuáles eran algunas de las funciones de Abiatar como sacerdote? 1 Sam. 23:9-13; 2 Sam. 15:24; 17:15-22.
1 Sam. 23:9-13
9 Mas entendiendo David que Saúl ideaba el mal contra él, dijo a Abiatar sacerdote: Trae el efod.
10 Y dijo David: Jehová Dios de Israel, tu siervo tiene entendido que Saúl trata de venir contra Keila, a destruir la ciudad por causa mía.
11 ¿Me entregarán los vecinos de Keila en sus manos? ¿Descenderá Saúl, como ha oído tu siervo? Jehová Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu siervo. Y Jehová dijo: Sí, descenderá.
12 Dijo luego David: ¿Me entregarán los vecinos de Keila a mí y a mis hombres en manos de Saúl? Y Jehová respondió: Os entregarán.
13 David entonces se levantó con sus hombres, que eran como seiscientos, y salieron de Keila, y anduvieron de un lugar a otro. Y vino a Saúl la nueva de que David se había escapado de Keila, y desistió de salir.
2 Sam. 15:24
24 Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que todo el pueblo hubo acabado de salir de la ciudad.
2 Sam. 17:15-22
15 Dijo luego Husai a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: Así y así aconsejó Ahitofel a Absalón y a los ancianos de Israel; y de esta manera aconsejé yo.
16 Por tanto, enviad inmediatamente y dad aviso a David, diciendo: No te quedes esta noche en los vados del desierto, sino pasa luego el Jordán, para que no sea destruido el rey y todo el pueblo que con él está.
17 Y Jonatán y Ahimaas estaban junto a la fuente de Rogel, y fue una criada y les avisó, porque ellos no podían mostrarse viniendo a la ciudad; y ellos fueron y se lo hicieron saber al rey David.
18 Pero fueron vistos por un joven, el cual lo hizo saber a Absalón; sin embargo, los dos se dieron prisa a caminar, y llegaron a casa de un hombre en Bahurim, que tenía en su patio un pozo, dentro del cual se metieron.
19 Y tomando la mujer de la casa una manta, la extendió sobre la boca del pozo, y tendió sobre ella el grano trillado; y nada se supo del asunto.
20 Llegando luego los criados de Absalón a la casa de la mujer, le dijeron: ¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? Y la mujer les respondió: Ya han pasado el vado de las aguas. Y como ellos los buscaron y no los hallaron, volvieron a Jerusalén.
21 Y después que se hubieron ido, aquéllos salieron del pozo y se fueron, y dieron aviso al rey David, diciéndole: Levantaos y daos prisa a pasar las aguas, porque Ahitofel ha dado tal consejo contra vosotros.
22 Entonces David se levantó, y todo el pueblo que con él estaba, y pasaron el Jordán antes que amaneciese; ni siquiera faltó uno que no pasase el Jordán.
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Además de cumplir estos roles, Abiatar, al igual que David, era un refugiado sin hogar y estaba escapando constantemente. Él podía comprender las frustraciones y los temores que David y sus hombres debieron haber sufrido frente a la continuada persecución.
El tema de la identificación personal con alguien es importante en el concepto de sacerdocio en el Nuevo Testamento. El autor de Hebreos nos dice que Jesús es nuestro Sumo Sacerdote porque puede empatizar plenamente con nosotros (Heb. 2:17).
Lee 1 Pedro 2:9. El Nuevo Testamento claramente enseña que todos nosotros tenemos la responsabilidad de ser sacerdotes en nuestras comunidades. El llamado no lo originamos nosotros. Jesús dijo: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Juan 15:16). Este llamado no nos convierte en sacerdotes del Antiguo Testamento o en apóstoles del Nuevo Testamento, pero nos desafía a interceder por nuestras familias, por nuestras comunidades y por los que nos rodean. ¿Cómo puedes servir mejor al ser un “sacerdote”?
LA REVUELTA DE ABSALÓN
En 2 Samuel 15 al 18, se nos cuenta la triste historia de Absalón, el hijo de David que se rebeló contra su padre. Cuando el ejército de Absalón estaba en camino hacia Jerusalén, David decidió huir, y así evitar derramamiento de sangre. Todos los fieles seguidores de David se alistaron para huir con él, y Abiatar también se preparó para salir con David.
Lee 2 Samuel 15:13 al 29. ¿Qué nos enseña este pasaje acerca del carácter de David, aun en tiempo de peligro? ¿Qué lugar ocupa Abiatar en este episodio?
2 Samuel 15:13 al 29
15 Y los siervos del rey dijeron al rey: He aquí, tus siervos están listos a todo lo que nuestro señor el rey decida.
16 El rey entonces salió, con toda su familia en pos de él. Y dejó el rey díez mujeres concubinas, para que guardasen la casa.
17 Salió, pues, el rey con todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar distante.
18 Y todos sus siervos pasaban a su lado, con todos los cereteos y peleteos; y todos los geteos, seiscientos hombres que habían venido a pie desde Gat, iban delante del rey.
19 Y dijo el rey a Itai geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar.
20 Ayer viniste, ¿y he de hacer hoy que te muevas para ir con nosotros? En cuanto a mí, yo iré a donde pueda ir; tú vuélvete, y haz volver a tus hermanos; y Jehová te muestre amor permanente y fidelidad.
21 Y respondió Itai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que o para muerte o para vida, donde mi señor el rey estuviera, allí estará también tu siervo.
22 Entonces David dijo a Itai: Ven, pues, y pasa. Y pasó ltai geteo, y todos sus hombres, y toda su familia.
23 Y todo el país lloró en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó al camino que va al desierto.
24 Y he aquí, también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios; y asentaron el arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que todo el pueblo hubo acabado de salir de la ciudad.
25 Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad. Si yo hallare gracia ante los ojos de Jehová, él hará que vuelva, y me dejará verla y a su tabernáculo.
26 Y si dijere: No me complazco en ti; aquí estoy, haga de mí lo que bien le pareciera.
27 Dijo además el rey al sacerdote Sadoc: ¿No eres tú el vidente? Vuelve en paz a la ciudad, y con vosotros vuestros dos hijos; Ahimaas tu hijo, y Jonatán hijo de Abiatar.
28 Mirad, yo me detendré en los vados del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso.
29 Entonces Sadoc y Abiatar volvieron el arca de Dios a Jerusalén, y se quedaron allá.
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Tomando el Arca de Dios, Abiatar y los sacerdotes se prepararon para dejar la ciudad, pero David ordenó que se quedaran. David sabía que llevar el símbolo de la presencia de Dios no significaba que Dios estuviera con él. Llevar una cruz, exhibir un lema religioso, o guardar una serie de reglas no garantiza la presencia o la aprobación de Dios. Dios no puede ser manipulado. El Arca debía permanecer en su lugar, y esta decisión fue un acto de fe. David confiaba en que Dios lo salvaría y lo llevaría de vuelta a Jerusalén.
El Arca de Dios fue devuelta, y Abiatar ofreció sacrificios (2 Sam. 15:24) hasta que el pueblo terminó de salir de la ciudad. En ese momento, los sacerdotes Abiatar y Sadoc eran los ojos y los oídos de David en la ciudad, y los hijos de Abiatar y de Sadoc esperaban mensajes fuera de Jerusalén. Las personas no son lo que parecen ser. Una sierva llevó un mensaje a los jóvenes, y un muchacho que vio lo que pasaba se lo contó a Absalón. Los hijos de los sacerdotes fueron perseguidos por los hombres de Absalón, pero encontraron un simpatizante, que los bajó a un pozo. Su esposa hizo que las cosas parecieran lo que no eran al tender una tela sobre el pozo y esparcir granos sobre ella, lo que nos recuerda cómo Rahab escondió a los dos espías bajo unas gavillas de lino (2 Sam. 17:15-29; Jos. 2:6).
En nuestro propio contexto, las cosas a menudo tampoco son lo que parecen. Muchos corazones doloridos se esconden detrás de una sonrisa. Como seguidores de Cristo, somos sus representantes. Llegamos a ser las manos de Dios para alcanzar a los que nos rodean. Debemos ser abiertos y sensibles para ver cómo son realmente las personas, más allá de las apariencias y las situaciones, y debemos estar dispuestos a sacrificar algo de nosotros para ayudarlas.
Miércoles 10 de noviembre
LA ELECCIÓN DE ABIATAR
No tenemos registro de las opiniones personales, políticas o religiosas de Abiatar. Todo lo que de él se dice está registrado como palabra de Dios para David. Pero, sus acciones hablan más alto que sus palabras. Aun cuando no se registra que haya dicho nada, su presencia es una afirmación poderosa.
En el tiempo de David, el hijo primogénito era considerado, tradicionalmente, como el principal heredero de su padre. Para un rey, esto significaba que el primogénito heredaría el trono. Sin embargo, Dios no está atado por la tradición. En realidad, durante la historia de Israel, él a menudo pasó por alto a los primogénitos para llamar a otros, a veces por decreto divino, y otras por las circunstancias y las elecciones de los primogénitos mismos (ver Gén. 4:1-5; 21:8-12; 25:21-36; 48:8-19; 1 Sam. 16:6-12).
Gén. 4:1-5
1 CONOCIÓ Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón.
2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.
3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.
4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;
5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
Gén. 21:8-12
8 Y creció el niño, y fue destetado; e hizo Abraham gran banquete el día que fue destetado Isaac.
9 Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac.
10 Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo.
11 Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo.
12 Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia.
Gén 25:21-34
21 Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer.
22 Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová;
23 y le respondió Jehová:
Dos naciones hay en tu seno,
Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas;
El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo,
Y el mayor servirá al menor.
24 Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre.
25 Y salió el primero, rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú.
26 Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando ella los dio a luz.
27 Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas.
28 Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; mas Rebeca amaba a Jacob.
29 Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado,
30 dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom.
31 Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura.
32 Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?
33 Y dijo Jacob: júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura.
34 Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.
Gén.48:8-19
8 Y vio Israel los hijos de José, y dijo: ¿Quiénes son éstos?
9 Y respondió José a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos ahora a mí, y los bendeciré.
10 Y los ojos de Israel estaban tan agravados por la vejez, que no podía ver. Les hizo, pues, acercarse a él, y él les besó y les abrazó.
11 Y dijo Israel a José: No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también a tu descendencia.
12 Entonces José los sacó de entre sus rodillas, y se inclinó a tierra.
13 Y los tomó José a ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel, y Manasés a su izquierda, a la derecha de Israel; y los acercó a él.
14 Entonces Israel extendió su mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito.
15 Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día,
16 el Ángel que me liberta de todo mal, bendiga estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.
17 Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.
18 Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza.
19 Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones.
1 Sam. 16:6-12
6 Y durmió Baasa con sus padres, y fue sepultado en Tirsa, y reinó en su lugar Ela su hijo.
7 Pero la palabra de Jehová por el profeta Jehú hijo de Hanani había sido contra Baasa y también contra su casa, con motivo de todo lo malo que hizo ante los ojos de Jehová, provocándole a ira con las obras de sus manos, para que fuese hecha como la casa de Jeroboam; y porque la había destruido.
8 En el año veintiséis de Asa rey de Judá comenzó a reinar Ela hijo de Baasa sobre Israel en Tirsa; y reinó dos años.
9 Y conspiró contra él su siervo Zimri, comandante de la mitad de los carros. Y estando él en Tirsa, bebiendo y embriagado en casa de Arsa su mayordomo en Tirsa,
10 vino Zimri y lo hirió y lo mató, en el año veintisiete de Asa rey de Judá; y reinó en lugar suyo.
11 Y luego que llegó a reinar y estuvo sentado en su trono, mató a toda la casa de Baasa, sin dejar en ella varón, ni parientes ni amigos.
12 Así exterminó Zimri a toda la casa de Baasa, conforme a la palabra que Jehová había proferido contra Baasa por medio del profeta Jehú,
Lee 1 Reyes 1:1 al 8. Abiatar fue leal a David. ¿Qué lo pudo haber llevado a hacer lo que hizo allí?
1 Reyes 1:1 al 8.
1 CUANDO el rey David era viejo y avanzado en días, le cubrían de ropas, pero no se calentaba.
2 Le dijeron, por tanto, sus siervos: Busquen para mi señor el rey una joven virgen, para que esté delante del rey y lo abrigue, y duerma a su lado, y entrará en calor mi señor el rey.
3 Y buscaron una joven hermosa por toda la tierra de Israel, y hallaron a Abisag sunamita, y la trajeron al rey.
4 Y la joven era hermosa; y ella abrigaba al rey, y le servía; pero el rey nunca la conoció.
5 Entonces Adonías hijo de Haguit se rebeló, diciendo: Yo reinaré. Y se hizo de carros y de gente de a caballo, y de cincuenta hombres que corriesen delante de él.
6 Y su padre nunca le había entristecido en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así? Además, éste era de muy hermoso parecer; y había nacido después de Absalón.
7 Y se había puesto de acuerdo con Joab hijo de Sarvia y con el sacerdote Abiatar, los cuales ayudaban a Adonías.
8 Pero el sacerdote Sadoc, y Benaía hijo de Joiada, el profeta Natán, Simei, Rei y todos los grandes de David, no seguían a Adonías.
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Salomón no era el hijo mayor y, por costumbre, no habría sucedido a su padre como rey. El hijo mayor, Amnón, fue muerto por su hermano Absalón. A su vez, Absalón había muerto durante su fracasado atentado. Y el cuarto de los hijos, Adonías, sintió que el trono le pertenecía por derecho. Adonías se puso de acuerdo con Joab y Abiatar, y ellos le dieron su apoyo (1 Rey. 1:7).
Salomón era menor que Adonías. Su madre era Betsabé, la ex esposa de Urías heteo, que fue asesinado a fin de cubrir el incidente de David con Betsabé. Pero, a pesar de este trasfondo vergonzoso, Salomón fue amado por Dios (2 Sam. 12:24), y Dios lo eligió para ser el sucesor de David (1 Crón. 22:9, 10). Frente a esta decisión incómoda, tal vez Abiatar no pudo reconciliarse con el escándalo público que la elección causaría, y se apoyó en la tradición en lugar de seguir la voluntad revelada de Dios.
La tradición puede ser muy cómoda, ya que nos evita tomar la responsabilidad de pensar las cosas a la luz de la voluntad de Dios. Es mucho más fácil y “seguro” decir: “Siempre lo hemos hecho así”.
¿Cuán a menudo permitimos que la tradición se ponga en el camino de la conducción de Dios? Al mismo tiempo, ¿por qué debemos ser cuidadosos de no juzgar las cosas como mera “tradición” y luego desatenderlas?
LA SUERTE DE ABIATAR
Después de la muerte de David y el ascenso de Salomón al trono, hubo problemas que resolver. Después de que Adonías fue asesinado (1 Rey. 2:13-25), todavía estaba el problema de Abiatar, el sacerdote, quien fue fiel sirviendo al padre de Salomón. ¿Qué se habría de hacer por su parte en la insurrección?
1 Rey. 2:13-25
13 Entonces Adonías hijo de Haguit vino a Betsabé madre de Salomón; y ella le dijo: ¿Es tu venida de paz? El respondió: Sí, de paz.
14 En seguida dijo: Una palabra tengo que decirte. Y ella dijo: Di.
15 El dijo: Tú sabes que el reino era mío, y que todo Israel había puesto en mí su rostro para que yo reinara; mas el reino fue traspasado, y vino a ser de mi hermano, porque por Jehová era suyo.
16 Ahora yo te hago una petición; no me la niegues. Y ella le dijo: Habla.
17 El entonces dijo: Yo te ruego que hables al rey Salomón (porque él no te lo negará), para que me dé Abisag sunamita por mujer.
18 Y Betsabé dijo: Bien; yo hablaré por ti al rey.
19 Vino Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se inclinó ante ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo traer una silla para su madre, la cual se sentó a su diestra.
20 Y ella dijo: Una pequeña petición pretendo de ti; no me la niegues. Y el rey le dijo: Pide, madre mía, que yo no te la negaré.
21 Y ella dijo: Dese Abisag sunamita por mujer a tu hermano Adonías.
22 El rey Salomón respondió y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag sunamita para Adonías? Demanda también para él el reino; porque él es mi hermano mayor, y ya tiene también al sacerdote Abiatar, y a Joab hijo de Sarvia.
23 Y el rey Salomón juró por Jehová, diciendo: Así me haga Dios y aun me añada, que contra su vida ha hablado Adonías estas palabras. 730
24 Ahora, pues, vive Jehová, quien me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David mi padre, y quien me ha hecho casa, como me había dicho, que Adonías morirá hoy.
25 Entonces el rey Salomón envió por mano de Benaía hijo de Joiada, el cual arremetió contra él, y murió.
Lee 1 Reyes 2:26 y 27. ¿De qué modo trató Salomón a Abiatar, y qué razones dio?
1 Reyes 2:26 y 27
26 Y el rey dijo al sacerdote Abiatar: Vete a Anatot, a tus heredades, pues eres digno de muerte; pero no te mataré hoy, por cuanto has llevado el arca de Jehová el Señor delante de David mi padre, y además has sido afligido en todas las cosas en que fue afligido mi padre.
27 Así echó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliese la palabra de Jehová que había dicho sobre la casa de Elí en Silo.
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El versículo puede dar la impresión de que Abiatar fue despedido por una profecía hecha a Elí más de cien años antes (1 Sam. 2:30-36). Pero, realmente, esta es una demostración de cómo Dios conoce nuestras futuras elecciones libres. Dios sabe qué elección haremos nosotros, y es capaz de profetizar el futuro. Dios sabía que, así como los hijos de Elí se descalificaron para el oficio de sacerdotes por su conducta, su descendiente Abiatar también se descalificaría como sacerdote, al no querer aceptar las elecciones de Dios.
Lee Mateo 26:14 al 16 y 20 al 25. Explica esta predicción a la luz de la destitución de Abiatar del sacerdocio. ¿Qué principio similar actúa en ambos casos?
Mateo 26:14 al 16 y 20 al 25
14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes,
15 y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata.
16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.
Mateo 26: 20 al 25.
20 Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce.
21 Y mientras comía, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.
22 Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor?
23 Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar.
24 A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.
25 Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho.
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Aunque Jesús sabía que Judas lo traicionaría, no lo rechazó. Judas fue incluido en el círculo de los Doce y experimentó el poder de Dios de primera mano. Pero Judas, como Abiatar, no estaba preparado para aceptar la voluntad de Dios. Él compartió con Abiatar algunas ideas acerca del Reino, y de cómo deberían manejarse los temas del poder y los controles. Judas quería ver a Jesús como rey terrenal. Frustrado, buscó a los escribas y a los fariseos, y traicionó a su verdadero Rey.
El preconocimiento divino no significa predestinación divina. La gente tiene posibilidades de elegir, como las tuvieron Judas y Abiatar. El preconocimiento que tiene Dios de las elecciones no limita nuestra libertad de hacerlas.
La libre elección es uno de los dones más sagrados de Dios. Tuvo un gran costo: la muerte de Jesús en la cruz. (Si no tuviéramos la libertad de elegir, no habríamos elegido pecar, y Jesús no hubiera tenido que morir por nosotros.) ¿Analizas y oras ante las decisiones que tienes que hacer?.
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Dios lo ha elegido para que realice una obra grandiosa y solemne. Ha estado procurando disciplinarlo y probarlo, para refinarlo y ennoblecerlo, para que haga esta obra sagrada teniendo en cuenta solamente su gloria, la cual pertenece plenamente a Dios. Cuán admirable es que Dios elija a un hombre y lo ponga en estrecho contacto con él, y le confíe una misión, un trabajo, que él debe hacer. Un hombre débil es fortalecido, un hombre tímido es hecho valiente, el irresoluto llega a ser un hombre de rápida y firme decisión. ¡Cómo puede ser que un hombre tenga tanta importancia como para recibir una comisión del Rey de reyes! ¿Lo apartará la ambición mundana del cometido sagrado, de la santa comisión?” (MS 2:190).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Medita en la vida de Saúl, y te preguntarás cómo alguien que ha recibido tanto puede desperdiciarlo todo. ¿Qué lecciones obtenemos de su historia para nosotros? ¿Qué errores cometió que lo condujeron a la clase de acciones que vimos esta semana?
2. Medita en cómo Jesús, gracias a su humanidad, puede simpatizar con nosotros en nuestras luchas. ¿Por qué la humanidad de Cristo es tan importante para nosotros?
3. Si alguien de tu clase ha sufrido la pérdida de seres amados, ¿cuáles son algunas maneras por las que ustedes pueden ayudarlo? ¿Qué pueden hacer más allá de solo hablar palabras de consuelo? ¿Hay casos donde no se puede hacer “nada más” que hablar palabras consoladoras?
4. Una de las grandes preguntas que han desafiado a los pensadores cristianos durante siglos es la idea del preconocimiento de Dios y nuestra libre voluntad. Si Dios conoce nuestras elecciones de antemano, ¿somos realmente libres al hacerlas? Si no, ¿dónde está la libertad personal, entonces? Y si no tenemos libertad, ¿cómo podremos ser juzgados y castigados con justicia por nuestras acciones? Algunos, para obviar este tema difícil, alegan que algunas de nuestras acciones tienen que ser desconocidas para Dios o, si no, esas acciones no podrían ser libres. Otros no ven problema aquí: el que Dios conozca lo que una persona hará no afecta de ninguna manera la libertad de esa persona para tomar decisiones. En la clase, analicen estas preguntas, aunque no será fácil resolver estas cuestiones. Lo importante es saber que somos seres libres pero que, aun respetando nuestras elecciones libres, Dios está en el control.
Compilador: Delfino J.