Lección 1: Para el 7 de abril de 2012
DEFINICIONES:
EVANGELIZACIÓN, TESTIFICACIÓN
Sábado 31 de marzo
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 4:33; 13:48; 1 Juan 1:3; Hechos 13:1-49; 22:2-21; 1 Pedro 3:15.
PARA MEMORIZAR:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19, 20).
PENSAMIENTO CLAVE: Si hemos de estar involucrados en cumplir la gran comisión evangélica, debemos comprender lo que queremos decir con “evangelización” y “testificación”.
CON FRECUENCIA, LOS EMPLEADOS reciben una “descripción de tareas”, que es una reseña detallada de los deberes que se espera que ellos cumplan. La Biblia también tiene una “descripción de tareas” para el pueblo de Dios. En 1 Corintios 15:58, el apóstol Pablo amonesta a los creyentes corintios para que estén “firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre”. Aunque Pablo no especifica a qué obra se refiere, él usa una frase similar en 1 Corintios 16:10, con respecto a la obra de Timoteo de evangelizar y testificar acerca del plan de salvación. Ciertamente la amonestación de Pablo en el capítulo 15 incluía la obra de difundir el evangelio.
Esta semana analizaremos qué son la evangelización y la testificación; es decir, procuraremos descubrir nuestra “descripción de tareas” bíblica.
Lección 1 // Domingo 1º de abril
LA EVANGELIZACIÓN ES...
Al considerar la obra de los primeros evangelistas, vemos qué es la evangelización. Su mundo era como el nuestro: el mundo de ellos era caído, pecaminoso, y sin esperanza ni salvación. Hace mucho, Arthur Schopenhauer, conocido como el “filósofo del pesimismo”, expresó así la condición humana: “No ha vivido ninguno que no haya deseado más de una vez que no tuviera que vivir al día siguiente”.–The World as Will and Idea, p. 204. Poco cambió desde el tiempo del apóstol y de Schopenhauer, hasta el nuestro. Por eso, los puntos principales de la predicación del siglo primero también deben ser los nuestros hoy.
Lee Hechos 4:33; 5:42; 2:36 al 39; 7:56; y 13:48. ¿Cuáles son algunos temas específicos que predicaron los discípulos, que deberíamos incluir en la evangelización de hoy?
Para ser un evangelista, hay que comprender y experimentar el “evangelio eterno”. Este evangelio produce la creencia, la confesión, la conversión, el bautismo, el discipulado y la promesa de la vida eterna.
Los líderes judíos veían en la osadía de los apóstoles algo que los convencía de que ellos habían estado con Jesús (ver Hechos 4:13): se vieron confrontados con hombres que parecían no hablar de otra cosa sino de la vida y las enseñanzas de Jesús. La evangelización y la testificación tienen que ver con la vida y las enseñanzas de Jesús, la diferencia que ellas produjeron en la vida de los creyentes, y lo que Jesús puede hacer en la vida de todos los que lo aceptan como Señor y Salvador.
La evangelización y la testificación son un proceso continuo en vez de solamente un programa o un evento. Una parte vital del proceso es el establecimiento y la “alimentación”. La palabra perseveraban indica el compromiso de los nuevos creyentes con una estrategia continua para su alimentación espiritual. Para esa iglesia, la evangelización era mucho más que la predicación del mensaje. Ese proceso se completaba únicamente cuando las personas llegaban a ser discípulos y estaban incorporadas a la iglesia local.
De todas las promesas del evangelio, ¿cuál te da más esperanza? ¿Cómo puedes aferrarte a esa promesa y hacerla tuya, sin importar las circunstancias?
Lunes 2 de abril // Lección 1
LA TESTIFICACIÓN ES...
Un testigo es quien da un testimonio y confirma algo que conoce por expe-riencia personal. El testimonio cristiano personal de la obra de Dios en su vida puede ser muy poderoso. En una ocasión, Jesús sanó a un hombre poseído por demonios (ver Marcos 5:1-19). Cuando, ya sanado, quiso seguir a Jesús, él le dijo: “Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido misericordia de ti” (Marcos 5:19). Sin duda, en el poco tiempo que pasó este hombre con Jesús, no aprendió el arte de enseñar o de predicar. Solamente aprendió las verdades básicas del evangelio antes de que se le dijera: “Vete, y cuenta”.
Lee Marcos 5:18 al 20; Hechos 22:15 y 16; y 1 Juan 1:3. ¿Qué punto común e importante tienen todos estos textos?
Dios nos ha dado la responsabilidad de compartir cómo él cambió nuestras vidas, así como se lo ordenó al endemoniado en Gadara y a sus demás seguidores.
Testificar es compartir la experiencia personal que tuvimos con Dios –para animar a otros a aceptar a Cristo–; no es tan organizada e intencional como la evangelización por radio, televisión o en público. Ser un testigo puede ser muy espontáneo, ya que la oportunidad de compartir a Jesús puede surgir en cualquier lugar y momento. Por eso, debemos estar alertas para poder compartir nuestro conocimiento y experiencia.
La relación entre la testificación y la evangelización es que son estrategias diferentes para ganar almas para Cristo. La testificación es más espontánea y breve, mientras que la evangelización es de mayor duración y más intencional. Algunas veces la evangelización planeada es fortalecida por la testificación personal y a veces la testificación espontánea conduce a las personas a participar de un programa más elaborado, pero ambas son componentes vitales del proceso general. Los que están abiertos a la conducción del Espíritu Santo querrán saber más, cuando compartimos lo que Jesús ha hecho por nosotros. Algunos discuten tus doctrinas, tu teología, tus creencias, pero no es tan fácil argumentar en contra de tu testimonio personal.
¿Cuándo fue la vez última vez que testificaste a alguien acerca de lo que Cristo hizo por ti? ¿Qué dijiste? ¿Cuál fue la reacción? ¿Cómo cambió Cristo tu vida?
Lección 1 // Martes 3 de abril
LA EVIDENCIA BÍBLICA
Los primeros creyentes tuvieron que afrontar obstáculos al comenzar a difundir las buenas noticias acerca de Jesús. Tal vez no fue menor el hecho de que la mayoría no había sido educada en las escuelas religiosas de la época y, por lo tanto, tendrían muy poca credibilidad a los ojos de la iglesia establecida.
No obstante, a pesar de los obstáculos, los apóstoles y otros creyentes sintieron con fuerza el llamado de Dios de continuar evangelizando y testificando. Las bendiciones del perdón y la seguridad que ellos habían experimentado personalmente los impulsaron a compartir. La testificación fue el resultado natural de la conversión.
Lee Hechos 13:1 al 49. ¿A qué obra llamó el Espíritu Santo a Bernabé y a Saulo?
La “Palabra de Dios” que se predicó en todas partes muy probablemente contenía los pasajes mesiánicos del Antiguo Testamento. Esos pasajes predecían la muerte y la resurrección del Salvador, y su consiguiente perdón y justificación de los pecadores, y se presentaban como habiéndose cumplido en Jesús de Nazaret.
El Nuevo Testamento revela claramente lo que estos creyentes se comprometieron a predicar y a compartir. Entre los puntos principales que regularmente enfatizaban estaba Jesús como Señor y Cristo; la salvación por medio de su justicia, la venida del Reino de Dios y la promesa de vida eterna.
Estudia Hechos 6:1 al 7. Concéntrate especialmente en los versículos 4 y 7. ¿Qué capacitó a la iglesia primitiva para tener tanto éxito en la evangelización del clero profesional en Jerusalén?
Muchas personas creyeron en Jesús y lo aceptaron como su Salvador personal por el testimonio de los creyentes que compartían sus propias experiencias que cambiaron sus vidas, y no sencillamente por haber visto milagros.
Por poderosos y apremiantes que hayan sido los testimonios y la testificación de estos primeros evangelistas, ellos se referían constantemente a las Escrituras. Es decir, usaban la Biblia para interpretar sus experiencias. ¿Cuán bien conoces la Biblia, y cómo puedes estar suficientemente firme para poder usarla en tu propia testificación?
Miércoles 4 de abril // Lección 1
CONTAR NUESTRA HISTORIA
Como dijimos antes, la testificación más poderosa que puede dar un creyente en favor de Jesús es compartir su testimonio personal. Es decir, compartir lo que Dios ha hecho por mí, y cómo él ha afectado mi vida y mi experiencia. Generalmente, un testimonio personal se expresa en tres movimientos diferentes. La primera parte es un breve repaso de la vida del creyente antes de aceptar a Jesús como su Salvador personal. La segunda parte es una explicación de cómo la persona se encontró con el Señor. La tercera es una declaración de la experiencia de la vida desde que conoció a Jesús.
Lee Hechos 22:2 al 21. El discurso de defensa de Pablo ante el concilio de Jerusalén tiene la forma de un testimonio personal. ¿Cuáles fueron algunos de los puntos que presentó en cada sección de su testimonio?
Su vida antes de conocer a Jesús (versículos 3-5):
Cómo se encontró con el Señor (versículos 6-16):
Su vida desde su conversión (versículos 17-21):
Aun si te criaste en un hogar cristiano y no tuviste una experiencia dramática de conversión, ciertamente tuviste un momento en que hiciste un compromiso personal con Jesucristo. Piensa en tu experiencia y trata de escribir algunos puntos que te ayudarán a formular tu propio testimonio personal. Mi vida antes de conocer a Jesús (o antes de hacer el compromiso con él):
Cómo me encontré con Jesús (o qué influyó para comprometerme con él):
Mi vida desde que acepté a Jesús como mi Salvador personal:
Un testimonio personal no debería ser una autobiografía muy larga ni detallada. Mencionamos antes que la testificación es una forma más espontánea de compartir a Jesús de lo que es un enfoque de evangelización planificada. Los cristianos deberían ser capaces de dar su testimonio en un breve momento, ya que no sabemos cuándo puede surgir la oportunidad de hablar por Jesús. Podría ocurrir en lugares y en momentos inesperados. Puede ser en una terminal de ómnibus o en un avión. Puede suceder en una breve llamada telefónica. Cualquiera que sea la manera en que surja la oportunidad, deberíamos estar listos y dispuestos a hablar acerca de lo que Dios hizo por nosotros, qué razones tenemos para nuestra fe y la esperanza que Dios nos ofrece, y se la ofrece también a los demás. Considera la diferencia eterna entre los perdidos y los salvados, entre la muerte eterna y la vida eterna. A la larga, ¿qué otra cosa realmente importa?
Lección 1 // Jueves 5 de abril
LA DESCRIPCIÓN DE NUESTRA TAREA
Lee 1 Pedro 3:15. ¿Qué nos enseña Pedro acerca de la testificación? ¿De qué modo esto es apropiado para lo que hemos visto?
Ya vimos suficiente de la evangelización y la testificación como para sugerir una descripción bíblica de nuestra tarea. No necesitamos definiciones con las que todos estén de acuerdo en cada detalle, pero las definiciones que aceptemos deben incluir los elementos esenciales para compartir a Jesús y lo que él ofrece al mundo.
Considera esta definición de evangelización. ¿Crees que es una definición adecuada? ¿Qué le añadirías, o qué le quitarías? La evangelización es el proceso de proclamar claramente y en forma persuasiva el evangelio del Señor Jesucristo, de modo que las personas lo acepten como su Salvador personal y lo sigan como Señor, y que lleguen a ser discípulos y formadores de discípulos.
Aunque la definición de una tarea no es una descripción detallada de esa tarea, da una idea general. Cuando se trata de la testificación, la experiencia del creyente con Dios determinará qué enfoque le dará. Pero, el comprender el deseo divino de alcanzar a un mundo perdido por medio de su iglesia nos hará considerar un enfoque planificado para la testificación y la evangelización.
El crecimiento de la iglesia primitiva se debió a la convicción y el compro-miso de sus miembros, basados en su experiencia personal con Jesús y el derramamiento del Espíritu Santo, que les dio poder. Las enseñanzas de Jesús y el poder del Espíritu Santo siguen siendo básicos en toda testificación y evangelización.
“Millares pueden ser alcanzados de la manera más sencilla y humilde. Los más intelectuales [...] son a menudo refrigerados por las sencillas palabras de alguien que ama a Dios, y que puede hablar de ese amor tan naturalmente como los mundanos hablan de las cosas que les interesan.[...] Pero, la expresión veraz y honrada de un hijo o una hija de Dios, hablada con sencillez natural, tiene poder para abrir la puerta de los corazones que por mucho tiempo han estado cerrados para Cristo y su amor” (El colportor evangélico, p. 41).
Viernes 6 de abril 11 // Lección 1
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Piensa acerca de tu testimonio personal y asegúrate de que eres capaz de darlo cuando surja la oportunidad. Toma algún tiempo para sentarte en forma tranquila y considera en qué áreas de la vida de la iglesia te gusta participar, o en aquella en que considerarías participar si se te pidiera. Escríbelas. Puedes estar interesado en un área de evangelización en la que tu iglesia no participa en este momento. También anota esa área. Comienza a considerar de qué manera puedes llegar a involucrarte en un ministerio evangelizador en tu iglesia. Si ya participas en un ministerio y deseas quedar allí, ora para que Dios siga bendiciendo ese ministerio. Si en este momento no estás involucrado en ninguno, ora para que Dios te revele dónde quiere que trabajes para él.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. En la comisión evangélica de Mateo 28:19 y 20, hay cuatro verbos: ir, hacer discípulos, bautizar y enseñar. Los verbos de ir, bautizar y enseñar están todos subordinados al imperativo que dice: “haced discípulos”. Considerando este énfasis claro, analiza lo que significa ser un discípulo y cómo se hacen los discípulos.
2. Considera la siguiente cita y luego analiza esta pregunta: ¿De qué modo nosotros, como individuos y como grupo de iglesia, llegamos a ser parte del canal de comunicación de Dios a un mundo perdido? “Como representantes suyos entre los hombres, Cristo no elige ángeles que nunca cayeron, sino a seres humanos, hombres de pasiones iguales a las de aquellos a quienes tratan de salvar. Cristo mismo se revistió de la humanidad, para poder alcanzar a la humanidad. La divinidad necesitaba de la humanidad; porque se requería tanto lo divino como lo humano para traer la salvación al mundo. La divinidad necesitaba de la humanidad, para que esta pudiese proporcionarle un medio de comunicación entre Dios y el hombre” (El Deseado de todas las gentes, p. 263).
3. Considera tu propia vida. ¿Qué clase de ejemplo das al mundo? ¿De qué modo tus palabras, actos, vestimenta, conducta y actitudes impactan a quienes te rodean? En pocas palabras, ¿qué clase de testimonio presentas al mundo, aunque no estés “testificando” activamente? ¿En qué áreas de tu vida puedes mejorar decididamente?
Compilador: Delfino J.