Lección 4: Para el 27 de octubre de 2012
LA SALVACIÓN: LA ÚNICA SOLUCIÓN
Sábado 20 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Juan 2:25; Jeremías 17:9; Tito 1:1, 2; Romanos 3:19, 24; Hechos 2:37; Lucas 7:47; Efesios 2:15.
Juan 2:25
25 y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.
Jer. 17:9
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Tito 1:1, 2
1 Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad,
2 en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos,
Rom. 3:19,24
19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;
24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.
Hechos 2:37
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Lucas 7:47
47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
Efesios 2:15
15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
PARA MEMORIZAR:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
PENSAMIENTO CLAVE: El problema del pecado es muy grande: cuán agradecidos debemos estar de que la solución fue suficientemente grande como para resolverlo.
EL “PROBLEMA DEL PECADO” se refiere a la crisis causada por la caída de Adán y Eva en el Jardín del Edén, que trajo a la Tierra la gran controversia entre el bien y el mal. La parte de Dios en el conflicto ha sido detener y, al final, eliminar los efectos mortíferos del pecado en la Tierra y en la creación como un todo. La acción de Dios de rescatar a la creación de los resultados del pecado constituye la doctrina de la salvación. Y, aunque esa batalla se desarrolló aquí en la Tierra, los problemas de la gran controversia son, literalmente, universales.
La doctrina de la salvación trata de Dios y su obra de salvarnos. Pero, la humanidad también tiene un rol importante. Sí, nuestra parte vital consiste en contestar a esta pregunta: ¿Cuál será nuestra respuesta a esa provisión? De esa respuesta depende el destino eterno de nuestras almas.
Domingo 21 de octubre
EL ALCANCE DEL PROBLEMA
Siendo que la salvación es la solución de Dios al problema creado por el pecado, la extensión del daño hecho por el pecado determina el alcance de la solución. No sería una solución si no fuera capaz de resolver el problema, no importa cuál sea su tamaño.
¿Qué revelan los siguientes textos acerca del alcance del problema del pecado? ¿Cómo lo experimentaste tú mismo, o ves a tu alrededor la realidad de estos textos?
Juan 2:25
23 Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.
24 Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos,
25 y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.
Sal. 59:2
2 Líbrame de los que cometen iniquidad, y sálvame de hombres sanguinarios.
Jer. 17:9
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Rom. 5:12
12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Sant. 5:1-7
1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.
2 Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.
3 Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.
4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.
6 Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.
7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.
Isa. 5:23
20 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!
21 ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!
22 ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida;
23 los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!
2 Tes. 2:10
7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.
8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;
9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,
10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
¿Quién de nosotros no ha conocido profunda, dolorosa y personalmente cuán malo es el problema del pecado? Vivimos cada momento de nuestras vidas con la realidad del pecado y sus efectos. Cada aspecto de la existencia humana en este planeta, hasta cierto grado, está dominado por la realidad del pecado. Desde la política hasta los rincones más interiores del corazón humano, el pecado ha infectado a la raza. Es tan malo que, sin una solución divina, no habría solución. ¡Cuán agradecidos deberíamos estar de que la solución ha sido dada! Se llama “el plan de salvación”, y su propósito es resolver el problema del pecado.
Lunes 22 de octubre
LA PROVISIÓN DIVINA: Parte 1
Los efectos del pecado fueron inmediatos, y requirieron atención inmediata. Por lo tanto, fue necesario algún tipo de provisión para cuando el pecado apareciera. Elena de White lo expresó claramente: “Tan pronto como hubo pecado, hubo un Salvador. Cristo sabía que habría de sufrir, y sin embargo se convirtió en el Sustituto del hombre. Tan pronto como pecó Adán, el Hijo de Dios se presentó como el garante de la raza humana, con tanto poder para impedir la condenación pronunciada sobre los culpables como cuando murió en la cruz del Calvario”.–“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 1:1.098, 1.099).
¿Qué nos dicen estos textos acerca del plan de salvación y cuándo fue establecido? ¿Qué esperanza y promesa podemos encontrar en ellos?
Tito 1:1, 2
1 Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad,
2 en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos,
Efe. 1:3-5
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,
2 Tes. 2:13, 14
13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,
14 a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Apoc. 13:8
1. Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.
2 Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad.
3 Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia,
4 y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?
5 También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.
6 Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.
7 Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.
8 Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.
¿Qué están indicando estos textos? Básicamente, desde la eternidad, Dios había hecho provisión para el problema del pecado. Aunque Dios no ordenó la existencia del pecado (si lo hubiese hecho, él sería el responsable –una idea horrible y blasfema–), él sí sabía que aparecería, de modo que ya en la eternidad hizo provisión para afrontarlo.
Esta es la predestinación bíblica, muy diferente de la “predestinación” como se la entiende comúnmente. Era el plan de Dios, desde la eternidad, que todos los seres humanos tuvieran salvación en Jesús. El hecho de que algunos rechacen esta salvación no la anula; solo aumenta la tragedia de lo que significa estar perdido frente a lo que se ha hecho por nosotros.
Medita en la gran verdad de que, desde la eternidad, el plan de Dios era que tú, personalmente, tuvieras salvación. Piensa en lo que esto significa. ¿De qué modo esta verdad impacta tu vida?
Martes 23 de octubre
LA PROVISIÓN DE DIOS: Parte 2
A lo largo de toda la historia de la salvación, comenzando con la primera promesa evangélica (Gén. 3:15), y pasando por el primer sistema de sacrificios (Gén. 4:4), el pacto con Abram (Gén. 12:1-3) y, luego, el servicio del Santuario israelita (Éxo. 25:8), todo señalaba y culminaba en la vida, muerte, resurrección y ministerio celestial de Jesucristo, la provisión máxima de Dios para resolver el problema del pecado.
Tal vez podamos comprender mejor la seriedad del problema del pecado solamente cuando captemos lo que se requirió –la cruz– para que quedara resuelto. La cruz sola demuestra la total imposibilidad de que la humanidad resolviera el problema del pecado por sí misma. Una situación extrema requirió una solución extrema, y la muerte de Cristo, Dios llevando en sí mismo nuestros pecados, es una medida tan extrema como podamos imaginar.
La muerte de Cristo como sacrificio se presenta en la Escritura como una expiación por el pecado, es decir, el medio por el cual se trata definitivamente el problema del pecado en todas sus manifestaciones. ¿De qué modo la muerte de Cristo provee la salvación del hombre? Explora esta pregunta desde las siguientes perspectivas:
1. Justificación / Reconciliación (estar bien con Dios): ver Luc. 18:9-14; Isa. 53:4-7; Rom. 3:19-24, 28; Zac. 3:1-4
Luc. 18:9-14
9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:
10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
Isa. 53:4-7
4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
5 Más él fue por nuestra rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, por su llaga fuimos nosotros curados.
6 Todos nosotros nos descarriamos como oveja, cada cual se apartó, por su camino; mas Jehová cargó en él pecado de todos nosotros.
7 Angustiado él y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Romanos 3:19-24, 28
19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;
20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado ¡ajusticia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;
22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,
23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.
28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
29 ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles.
30 Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión.
31 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.
Zacarías 3:1-4
1 Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.
2 Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?
3 Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel.
4 Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.
2. Santificación / Regeneración (vivir bien ante Dios): ver 1 Cor. 6:8-11; Rom. 6:1-8
1 Corintios 6:8-11
8 Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos.
9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Romanos 6:1-8
1 Que, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así 532 también lo seremos en la de su resurrección;
6 sabiendo esto, que nuevo viejo hombre fue sacrificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;
3. Glorificación (seguridad de la resurrección a vida eterna): ver Juan 5:24, 25; 1 Juan 5:9-13; 1 Tes. 4:16, 17
Juan 5:24, 25
24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
25 De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.
1 Juan 5:9-13
9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.
10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
1 Tes. 4:16, 17
16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Medita en el hecho de que el pecado es tan malo que demandó la cruz para salvarnos de los resultados finales, la muerte eterna. ¿Cómo puede ayudarnos a no pecar, el mantener la cruz siempre ante nosotros?
Miércoles 24 de octubre
LA EXPERIENCIA DE LA SALVACIÓN: Parte 1
Rom. 5:6-10
6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
9 Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
El pecador es justificado y reconciliado por el sacrificio expiatorio de Cristo por todos (Rom. 5:6-10). La provisión que Dios hizo para la justificación y la reconciliación de la humanidad consigo mismo por la muerte de Cristo necesita ser llevada a la experiencia del creyente. No es suficiente tener un conocimiento teórico de la justificación. Necesitamos experimentar lo que ello significa.
Hechos 2:36 al 38 y Hechos 3:19 señalan el arrepentimiento como el comienzo de la experiencia de salvación del pecador. ¿De qué modo la naturaleza del arrepentimiento, como un sentido de remordimiento, nos ayuda a conectar la experiencia de la justificación con la muerte de Cristo?
Hechos 2:36 al 38
36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Hechos 3:19
19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.
Piensa en esto: “Nada puede conmover las profundidades del alma al punto que puede lograrlo la comprensión del amor perdonador de Cristo. Cuando los pecadores contemplan este amor divino insondable, el cual se exhibió en la cruz, reciben la más poderosa motivación para el arrepentimiento que existe. Esta es la bondad de Dios que nos guía al arrepentimiento (Rom. 2:4)”.–Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, p. 139.
Lee Romanos 3:23 al 25 y Efesios 2:8. ¿Qué lugar tiene la fe en la experiencia de la justificación?
Romanos 3:23 al 25
23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados.
Efesios 2:8.
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.
La Biblia dice que la fe viene por el oír; y el oír, por la Palabra de Dios (Rom. 10:17). Contemplar el amor de Cristo motiva a la persona a arrepentirse. El estudio y la contemplación de la Palabra de Dios es de gran importancia en la experiencia de la justificación.
La bondad de Dios nos guía al arrepentimiento y la justificación. Así, si yo me arrepiento del pecado y experimento la justificación, Dios es el que recibe el crédito. La salvación es realmente un don gratuito de Dios porque, en realidad, somos salvos por gracia por medio de la fe (Efe. 2:8).
¿Cuáles son algunas formas prácticas en las que puedes inundar tu corazón y tu mente con la bondad de Dios, al pensar en lo que él ha hecho por ti y en aquello de lo que te ha librado?
Jueves 25 de octubre
LA EXPERIENCIA DE LA SALVACIÓN: Parte 2
La experiencia de la justificación pone, dentro de la vida del creyente, realidades espirituales que inician cambios en la vida de la persona. En la justificación, el pecador es perdonado (Luc. 7:47; Efe. 1:7; Rom. 4:7), es liberado de las acusaciones de pecado y reconocido como justo (Rom. 5:16, 18; 8:1), y recibe el don de una vida nueva (Efe. 2:1-5; 2 Cor. 5:17).
En esta experiencia nueva, no importan nuestro pasado ni nuestros pecados, no importa cuántas faltas y errores hayamos cometido, podemos ser perdonados y limpiados por Dios.
Piensa en lo que esto significa. La muerte de Cristo cubre todo pecado, no importa cuánto te condene tu corazón (1 Juan 3:20); cuando te entregas a Cristo, por fe, y aceptas su vida perfecta en lugar de tus propios “trapos de inmundicia” (Isa. 64:6), entonces ya está cubierto por la justicia de Cristo. Su vida perfecta te es acreditada como si fuera tuya. ¡Eso es un regalo al pecador!
La pregunta es: ¿Cómo puede pasar algo así a una persona, y que esa persona no cambie radicalmente? Ese cambio, a menudo llamado “nuevo nacimiento”, es una parte esencial de la experiencia de la salvación.
Lee los textos mencionados en los párrafos previos, y resume sus enseñanzas acerca de la justificación y la forma en la que la experimentamos en nuestra propia vida.
La experiencia del perdón concluye con la ira de Dios, y despeja cualquier barrera para recibir la reconciliación y el compañerismo con Dios. Una vida nueva se abre al pecador, quien puede vivir en compañerismo con Cristo bajo la dirección y la guía del Espíritu Santo.
El arrepentimiento es el requisito previo para recibir el perdón y la justificación, y viene acompañado de la confesión y el bautismo (Hech. 2:38; 1 Juan 1:9). Esto ayuda a explicar el hecho de que, aunque el perdón está disponible para todos, no todos serán perdonados.
¿Cómo es tu vida al tener esta promesa: que tu aceptación ante Dios está basada en lo que Jesús hizo para ti, y no en lo que hagas o en la observancia de la Ley?
Viernes 26 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “Dios con nosotros”, El Deseado de todas las gentes, pp. 11-18; y “Salvación”, por Iván T. Blazen, Tratado de teología adventista, Raoul Dederen, ed., pp. 308-356.
“El plan de nuestra redención no fue una reflexión ulterior, formulada después de la caída de Adán. Fue una revelación ‘del misterio que por tiempos eternos fue guardado en silencio’ (Rom. 16:25, VM). Fue una manifestación de los principios que desde edades eternas habían sido el fundamento del trono de Dios [...]. Dios no ordenó que el pecado existiese, sino que previó su existencia, e hizo provisión para hacer frente a la terrible emergencia. Tan grande fue su amor por el mundo que se comprometió a dar a su Hijo unigénito ‘para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna’ (Juan 3:16)” (MGD 23).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Piensa en cuán malo ha de ser el pecado, que requirió la muerte del Creador mismo para resolverlo. ¿Qué revela la cruz acerca de la total imposibilidad de que la humanidad se salve a sí misma? ¿Qué creemos que podríamos añadir a lo que ya ha sido hecho por nosotros?
2. Algunos creen en lo que se llama la “expiación subjetiva”, la idea de que nada acerca de la cruz cambió nuestra situación frente a Dios. Más bien, todo lo que hizo la cruz, dicen ellos, fue cambiar nuestra actitud hacia Dios, y nada más. ¿Qué hay de deficiente en tal teología? ¿Qué dice acerca del problema del pecado, si todo lo que se necesitara fuera un “ajuste de actitud” de nuestra parte, para resolverlo?
3. ¿Cuán posible es tener un buen conocimiento acerca de la salvación y, no obstante, no tener la experiencia de ella? ¿Qué entiendes del comentario de Elena de White, de que “la consagración a Dios debe ser un asunto vivo y práctico; no una teoría de la cual debe hablarse sino un principio entretejido con toda nuestra experiencia” (NEV 245). ¿Cómo, en forma diaria y práctica, podemos vivir esta experiencia de la salvación?
4. Medita en el lugar de la salvación en el contexto de la gran controversia. ¿Por qué Satanás quiere mantener a tantas personas como le sea posible sin la salvación en Jesús? ¿Cuáles son los medios que él usa contra nosotros, y cómo podemos defendernos de ellos?
Compilador: Delfino J.