Cómo interpretar los escritos proféticos
Capítulo 11
Para el 14 de marzo de 2009
Como adventistas del séptimo día, creemos que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es la iglesia remanente de Apocalipsis 12:17 y que Dios gentilmente dio a esta iglesia un regalo especial: el don de profecía como se manifestó en la vida y obra de Elena de White. Siendo que no creemos en grados de inspiración, tenemos que reconocer que la inspiración de la Sra. White es igual a la de los profetas del Antiguo y del Nuevo Testamentos (aunque ella no tiene la misma autoridad que ellos). Por lo tanto, cuando usamos e interpretamos lo que ella escribió, debemos aplicar los mismos principios de interpretación a sus escritos como los que aplicamos a las Escrituras. Ambas son literatura inspirada, por lo tanto ambas deben ser interpretadas con los mismos principios.
Los textos bíblicos pueden entenderse y usarse de diferentes maneras. Las personas podrán desear saber qué quiso decir el autor cuando escribió el texto. De este modo, investigarán las circunstancias históricas que los condujeron a escribir el texto, a quiénes fue dirigido, y qué significaban realmente las palabras en el idioma original. Esta investigación se llama exégesis.
O un predicador puede sólo querer usar el lenguaje de un texto en el marco de un culto de adoración, aplicando el texto a un problema o situación presente, aunque cuando el texto fue escrito –en otras palabras, en su contexto histórico– puede haberse referido a una situación diferente y haber significado algo bastante diferente. Esta aplicación se llama uso homilético de la Escritura.
Aquí hay un ejemplo de uso homilético de la Escritura. Marcos 1:15 dice que Jesús vino a Galilea predicando el evangelio y diciendo: "El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio". El reino que Jesús estaba proclamando en ese momento era el reino de la gracia, que él estableció en su primera venida. [1] Sin embargo, también podemos aplicar el texto a nuestra situación actual. Todo el tiempo en que las profecías se han cumplido, el reino de Dios se ha acercado, y necesitamos arrepentimos y creer en el evangelio. El reino en esta aplicación, sin embargo, es el reino de gloria que Cristo inaugurará en su segunda venida, no el reino de gracia. La primera interpretación de Marcos 1:15 se llama exegética; la segunda, homilética. Ambos usos son legítimos, pero debemos distinguir entre ellos. Y cualquier enseñanza o doctrina de la Escritura debe estar basada en una exégesis cuidadosa del texto, no en una aplicación homilética del mismo.
El uso que dio Elena de White a las Escrituras
Con frecuencia, Elena de White usó las Escrituras en forma homilética. [2] Ella estaba saturada del lenguaje de la Biblia, y siempre que hablaba o escribía sobre algún tema, usaba lenguaje bíblico y textos bíblicos para transmitir el mensaje que había recibido. Por ejemplo, en el libro El conflicto de los siglos, Elena de White escribió: "Los que aceptan las enseñanzas de la Palabra de Dios no ignorarán por completo lo que se refiere a la patria celestial. Y sin embargo son 'cosas que ojo no vio, ni oído oyó, y que jamás entraron en pensamiento humano, las cosas grandes que ha preparado Dios para los que le aman (1 Corintios 2:9, VM) El lenguaje humano no alcanza a describir la recompensa de los justos. Sólo la conocerán quienes la contemplen. Ninguna inteligencia limitada puede comprender la gloria del paraíso de Dios". [3]
En este pasaje Elena de White aplicó 1 Corintios 2:9 a la tierra nueva. Cuando estudiamos el versículo en su contexto, sin embargo, descubrimos que Pablo no estaba hablando acerca de la tierra nueva sino acerca de la cruz y la salvación (ver 1 Corintios 2:1-8). Elena de White usó el lenguaje del versículo y lo aplicó a la tierra nueva porque lo que dice es cierto también de la tierra nueva: ningún ojo ha visto ni oído ha escuchado lo que Dios ha preparado para su pueblo.
Leyendo los libros de Elena de White, encontramos muchos otros ejemplos en los cuales ella usó el lenguaje de un versículo o pasaje bíblico para expresar el mensaje que Dios le dio para la iglesia. El hecho de que ella usó estos textos no significa que ella los estaba interpretando: no estaba necesariamente explicando lo que el autor bíblico quería decir. El significado que el autor original quería dar al texto puede haber sido muy diferente al mensaje que Elena de White estaba trasmitiendo por medio de su uso del lenguaje del texto. Raoul Dederen observó apropiadamente: "Como intérprete de la Biblia, el papel más característico de Elena de White fue el de una evangelista, no una exégeta, ni una teóloga, como tales, sino el de una predicadora y una evangelista. [...]
"El modo profético y exhortatorio era más característico de ella que el exegético. [...] La gente a la cual les estaba predicando -o escribiendo- era más el objeto de su atención que la gente específica a quienes los escritores individuales de la Biblia les habían dirigido los mensajes". [4]
Algunas personas tratan de usar los escritos de Elena de White como la última palabra sobre el significado de un texto específico. En este caso, la comprensión de cómo ella estaba usando el texto es particularmente importante.
La interpretación de los escritos de Elena de White
Podríamos evitar muchas controversias y malos entendidos si, al interpretar y aplicar los escritos de Elena de White, además de prestar atención a cómo ella usó las Escrituras, siempre observáramos los siguientes cuatro criterios.
- 1. Considerar el contexto histórico. En el discurso inicial del congreso de 1901 de la Asociación General en Battle Creek, la Sra. Elena de White habló acerca de la necesidad de reorganizar la Asociación General. "Debe haber más de uno o dos o tres hombres para considerar todo el vasto campo", dijo ella. "Dios no ha dado poder como el de los reyes en nuestras filas para controlar esta o aquella rama de la obra. La obra ha sido grandemente restringida por los esfuerzos de controlarla en cada área". Ella pidió una completa "reorganización; deben incorporarse en las comisiones un poder y una fuerza que son necesarios". [5]
¿Qué fue lo que provocó estas declaraciones tan fuertes? Cuando consideramos el desarrollo de nuestra iglesia durante las últimas décadas del siglo diecinueve, encontramos que mientras la Junta Directiva de la Asociación General tenía trece miembros, seis de los trece estaban dispersos por toda Norteamérica y dos residían en el extranjero, de modo que la junta completa no se reunía con frecuencia. De este modo los cinco miembros de la junta que vivían en Battle Creek, junto con el secretario y el tesorero de la Asociación General, que no eran miembros de la junta, "llevaban a cabo las responsabilidades diarias de la operación de la iglesia". [6] Por lo tanto, en su discurso inicial en la sesión de la Asociación General, Elena de White les dijo a los delegados: "Que estos hombres estén en un lugar sagrado, para ser la voz de Dios a la gente, como una vez creímos que era la Asociación General, esto es algo ya pasado. Lo que queremos ahora es una reorganización". [7]
La apelación de Elena de White no pasó sin ser atendida. Los delegados a esa sesión de la Asociación General efectuaron una reorganización que en gran medida corrigió el problema del "poder real". La Junta de la Asociación General fue ampliada a veinticinco miembros, las diversas organizaciones independientes llegaron a ser departamentos de la Asociación General, y las uniones asociaciones recientemente formadas, se ocuparon de la operación de todos los días en sus campos. Unos pocos meses más tarde, Elena de White escribió: "Durante [el congreso de] la Asociación General el Señor obró poderosamente en favor de su pueblo. Cada vez que pienso sobre esa reunión, viene sobre mí una dulce solemnidad, que envía un resplandor de gratitud a mi alma". [8]
Ese mismo año, su hijo Edson, que había tenido dificultades con la casa editora Review and Herald antes de la sesión de la Asociación General de 1888 en Minneapolis, procuró conseguir una compensación de los dirigentes de la iglesia. Al presentar su caso, él citó de los escritos de su madre anteriores a 1901. Cuando ella oyó lo que Edson había hecho, le escribió:
"Siento otra vez una carga al verte elegir palabras de mis escritos que te había enviado, y usarlos para forzar decisiones que los hermanos no consideran con claridad. He recibido cartas del pastor Daniells y del pastor Kilgore pidiéndome que les envíe instrucciones de inmediato, si tengo alguna luz en relación con los puntos que citaste de mis cartas.
"Tu curso de acción hubiera sido el curso que habías de seguir si no se hubiesen hecho cambios en la Asociación General. Pero se ha hecho un cambio, y muchos otros cambios se harán y se verán grandes desarrollos. Ningún problema ha de ser forzado". [9]
La situación había cambiado, y ella no quería que sus declaraciones anteriores a 1901 se aplicaran a la nueva situación de la Asociación General.
Así que, necesitamos considerar el contexto histórico: el tiempo, el lugar, y las circunstancias bajo las cuales se escribió una declaración específica. A menos que haya razones válidas para hacerlo, no podemos transformar en una declaración universal aplicable en todo tiempo lo que Elena de White escribió con respecto a una situación específica en su tiempo.
- 2. Estudiar el contexto inmediato. El contexto inmediato es lo que se encuentra inmediatamente antes y después de una declaración específica. ¿A qué se estaba refiriendo Elena de White en el párrafo o capítulo del cual se tomó la declaración?
En el libro Palabras de vida del gran Maestro, Elena de White dice: "Nunca debe enseñarse a los que aceptan al Salvador, aunque sean sinceros en su conversión, a decir o sentir que están salvados". [10] Muchos cristianos de entonces y de ahora han creído en la doctrina errónea de "una vez salvo, siempre salvo". Elena de White claramente se opuso a esta enseñanza. En el contexto inmediato, ella dijo:
"No hay nada que ofenda tanto a Dios, o que sea tan peligroso para el alma humana, como el orgullo y la suficiencia propia. De todos los pecados es el más desesperado, el más incurable.
"La caída de Pedro no fue instantánea, sino gradual. La confianza propia lo indujo a creer que estaba salvado, y dio paso tras paso en el camino descendente hasta que pudo negar a su Maestro. Nunca podemos con seguridad poner la confianza en el yo, ni tampoco, estando, como nos hallamos, fuera del cielo, hemos de sentir que nos encontramos seguros contra la tentación. Nunca debe enseñarse a los que aceptan al Salvador, aunque sean sinceros en su conversión, a decir o sentir que están salvados. Eso es engañoso. Debe enseñarse a todos a acariciar la esperanza y la fe; pero aun cuando nos entregamos a Cristo y sabemos que él nos acepta, no estamos fuera del alcance de la tentación". [11]
El contexto aclara que ella se está dirigiendo al problema de la confianza propia y de las tentaciones después de la conversión. Nunca estamos seguros contra las tentaciones, nunca podemos decir que no podemos caer, de que estamos salvados y por lo tanto seguros contra la tentación. Pero esto no significa que día tras día no podemos tener la seguridad de la salvación (ver 1 Juan 5:12,13). Como Elena de White misma subrayó en la declaración anterior, que nos "entregamos a Cristo y sabemos que él nos acepta".
- 3. Estudiar el contexto más amplio. El "contexto más amplio" se refiere a otras declaraciones que Elena de White escribió sobre un tema específico. Para ilustrar este principio, consideraremos un aspecto del mensaje de salud adventista: el comer carne. Sobre este problema, la Sra. White hizo algunas declaraciones que suenan muy absolutas. Pero ella también hizo muchas declaraciones modificatorias que necesitamos considerar antes de llegar a cualquier conclusión sobre este tema.
En 1903, Elena de White hizo una declaración que parece ser bastante absoluta. Ella escribió: "Las hortalizas, las legumbres, las frutas y los cereales, deben constituir nuestro régimen alimenticio. Ni un gramo de carne debiera entrar en nuestro estómago". [12] Cualquiera que lee esta declaración por sí sola llegaría a la conclusión de que en ninguna circunstancia hemos de comer carne.
Sin embargo, unas pocas páginas más adelante en el libro, encontramos una declaración modificatoria, hecha en el año 1890, sobre el mismo tema.
"Donde pueda obtenerse abundancia de buena leche y frutas, raramente existe una excusa para consumir alimento animal; no es necesario quitar la vida a ninguna de las criaturas de Dios para suplir nuestras necesidades ordinarias. En ciertos casos de enfermedad o de agotamiento puede pensarse que es mejor emplear algo de carne, pero debe ejercerse mucho cuidado en conseguir la carne de animales sanos. Ha llegado a ser muy serio el asunto de si es seguro usar carne en alguna forma en esta época del mundo. No comer nunca carne sería mejor que comer carne de animales que no son sanos. Cuando yo no podía obtener el alimento que necesitaba, a veces he comido un poco de carne; pero tengo cada vez más temor de hacerlo". [13]
Las circunstancias modificatorias a las que se hace referencia son casos de enfermedad o cuando no hay otro alimento fácilmente disponible. Ella admitió que comía carne de tanto en tanto. Por lo tanto, en una declaración muy equilibrada hecha ante los delegados a la sesión de la Asociación General en 1909, ella dijo: "No prescribimos un régimen definido, pero decimos que en los países donde abundan las frutas, los cereales y las nueces, la carne no es el alimento adecuado para el pueblo de Dios [...] Si el comer carne fue alguna vez saludable, no lo es ahora. Los cánceres y tumores y las enfermedades pulmonares se deben mayormente a la costumbre de comer carne.
"No hacemos del consumo de la carne una condición para la admisión de los miembros; pero debiéramos considerar la influencia que ejercen sobre otros los creyentes profesos que usan carne". [14]
Ciertamente deberíamos procurar una alimentación vegetariana, pero nunca deberíamos hacerla una prueba de feligresía. En algunas circunstancias, una dieta que incluye algo de carne puede ser la mejor, pero esto nunca debería servir como una excusa para seguir comiendo carne cuando no hay verdadera necesidad. "Un régimen de carne no es el más sano, y sin embargo yo no asumiría la posición de que la carne debe ser descartada por todos. Los que tienen órganos digestivos debilitados pueden a menudo usar carne, cuando no pueden comer legumbres, hortalizas, frutas o gachas". [15]
Cuando consideramos el conjunto total de lo que escribió Elena de White sobre un tema dado, surge un cuadro equilibrado que es muy valioso para todos los cristianos que toman su religión con seriedad, y específicamente para los Adventistas del Séptimo Día, a quien Dios ha llamado para ser sus testigos en estos últimos días.
- 4. Buscar los principios. Los profetas trasmiten la verdad de Dios como principios o normas. Los principios son universales y se aplican a todas las personas, en todos los lugares y en todo tiempo. Las normas son las aplicaciones de los principios a situaciones específicas. Las normas pueden cambiar cuando cambian las circunstancias, pueden parecer diferentes en diferentes culturas y lugares. "Lo que se puede decir de los hombres en ciertas circunstancias, no puede decirse de ellos en otras circunstancias". [16] Dos ejemplos de los escritos de Elena de White vienen a la mente de inmediato:
Primero, en 1903, en un momento en que los automóviles no se podían adquirir todavía fácilmente, Elena de White escribió: "Si las niñas [...] pudieran aprender a ensillar y conducir un caballo, manejar el serrucho y el martillo, lo mismo que el rastrillo y la azada, estarían mejor preparadas para hacer frente a las emergencias de la vida". [17] El principio en esta declaración es que las niñas pudieran estar "mejor preparadas para hacer frente a las emergencias de la vida". Aplicado a nuestro tiempo, podría significar que las niñas deberían aprender a conducir y cuidar un automóvil.
Y segundo, en 1895, mientras Elena de White estaba en Australia, se le dio un panorama de los acontecimientos en Battle Creek. Entre las escenas que se le mostraron había una que involucraba las bicicletas usadas para correr carreras. A fines del siglo diecinueve, la bicicleta no era un medio económico de trasporte. Más bien, era el juguete del hombre rico. Las mejores bicicletas, al principio, costaban 150 dólares, una suma comparable al costo de un automóvil caro actual. La gente hipotecaba sus ingresos por adelantado durante meses para comprar lo que era entonces un elemento de lujo muy costoso.
El 6 de febrero de 1896, Elena de White escribió una carta a los miembros de la iglesia de Battle Creek en la cual, entre muchas otras cosas, decía: "Habrá que dar cuenta del dinero invertido en bicicletas, vestidos y otras cosas innecesarias [...] Como pueblo de Dios debéis representar a Jesús, pero Cristo se avergüenza de los que son complacientes consigo mismos. Mi corazón está dolorido y apenas puedo dominar mis sentimientos cuando pienso en cuan fácilmente nuestro pueblo se aparta de los principios cristianos prácticos para agradar al yo". [18]
Después de unos pocos años, la bicicleta llegó a ser un medio de trasporte útil y económico, y Elena de White nunca más comentó algo sobre ella. Su norma sobre bicicletas estaba basada en el principio bíblico de la buena mayordomía. Si ella viviera hoy, sin duda aplicaría este principio a la forma en que la gente gasta el dinero en automóviles, yates, equipos electrónicos, etc.
En resumen, el contexto es de suma importancia. En nuestra interpretación de los escritos de Elena de White, el contexto histórico y literario nos evitará ir a los extremos: una interpretación demasiado literal por un lado, y por el otro, una interpretación que está tan alejada de la intención de la autora, que resulta inútil.
El crecimiento en la comprensión de Elena de White
Además de los principios de interpretación enumerados arriba, necesitamos recordar que los profetas no necesariamente recibieron toda la luz de una vez. Experimentaron crecimiento en su comprensión de las cosas celestiales. En Daniel 8:27, el profeta dice: "Estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía". Unos diez años más tarde, el ángel Gabriel vino y le explicó a Daniel todo el significado de la visión.
En forma similar, Elena de White experimentó crecimiento en su comprensión de lo que Dios le revelaba. En 1904 ella escribió: "A menudo me son dadas presentaciones que al principio yo no entiendo; pero después de un tiempo me son aclaradas con una repetición de las cosas que al principio no comprendí, y de una manera que me aclara su significado inconfundiblemente". [19]
Cuando comparamos los escritos anteriores de Elena de White con los que escribió más tarde, encontramos que ella a veces modificaba, expandía, o abreviaba sus escritos anteriores, reflejando una percepción más profunda de los mensajes de Dios. Esto puede ser bien ilustrado por la forma en que trató el tema de la gran controversia en el curso de su ministerio.
La visión que Elena de White tuvo en Lovett's Grove, Ohio, en 1858 y que duró dos horas, llegó a conocerse como la "visión de la Gran Controversia". El primer informe de lo que ella vio en esta visión apareció en 1858 en 219 páginas de Spiritual Gifts, tomo 1. Las 460 páginas de los tomos 3 y 4 de Spiritual Gifts, publicados en 1864 ampliaban el tema de la gran controversia en el Antiguo Testamento. Esto fue seguido por la serie de cuatro tomos de Spirit of Prophecy, publicados entre 1870 y 1884, que presentaba informes mucho más detallados de la historia del gran conflicto en un total de 1.696 páginas de texto. A su vez, los cuatro tomos de Spirit of Prophecy fueron remplazados por los cinco tomos de la serie del Gran Conflicto, que en 3.369 páginas, cuenta aun con mayores detalles la historia de la gran controversia. Mientras la Sra. White desarrollaba este importante tema en el transcurso de su vida, ella lo modificaba y lo expandía bajo la conducción del Espíritu Santo. Su comprensión de este problema llegó a saturar casi todos sus libros, aun aquellos que, mirados superficialmente, tratan de otros asuntos, como los libros La educación y El ministerio de curación.
Elena de White como historiadora
Los profetas son los portavoces de Dios: no son hombres de ciencia o historiadores. De este modo sucedió que cuando Elena de White usaba libros de historia, sin darse cuenta incorporaba a sus propios escritos algunos de los errores históricos contenidos en dichos libros, y Dios no vio apropiado darle una visión para corregir esos errores. Sin embargo, esto no hace desmerecer su inspiración o su autoridad, así como los errores históricos en las Escrituras no desmerece su inspiración o su autoridad.
Por ejemplo, en Hechos 7:16, Esteban dice que Abraham compró la cueva de Macpela de Hamor, el padre de Siquem. Cuando leemos el informe de esta compra en Génesis 23:7-17, descubrimos, sin embargo, que Abraham no compró la cueva a los hijos de Hamor sino a Efrón el heteo. [20] No obstante, Dios no vio apropiado corregir a Lucas. Ni tampoco corrigió a Mateo cuando ese discípulo escribió que las palabras "Y tomaron las treinta piezas de plata" son de Jeremías, aunque realmente fueron de Zacarías (ver Mateo 23:9 y Zacarías 11:12,13). Obviamente, Dios no consideró que estos detalles históricos fueran lo suficientemente importantes como para dar una visión que los corrigiera.
En 1912, W. C. White le escribió una carta a S. N. Haskell en la que afirmaba que Elena de White "nunca deseó que nuestros hermanos los trataran [a sus escritos] como autoridades en historia. Cuando se escribió por primera vez El conflicto de los siglos, ella a menudo daba una descripción parcial de alguna escena que se le había presentado, y cuando la hermana Davies averiguaba el tiempo y el lugar, mi madre la dirigía a lo que estaba escrito en el libro del pastor Smith y en libros seculares de historia. Cuando escribió El conflicto, mi madre nunca pensó que los lectores lo tomaran como una autoridad en cuanto a fechas históricas y lo usaran para terminar con controversias, y ella siente ahora que no deberían usarse de esa manera. [21]
Al final de esta carta, Elena de White escribió: "Apruebo las afirmaciones hechas en esta carta" y puso su firma. [22]
En vista de la propia comprensión de la Sra. White sobre este asunto, deberíamos ser cuidadosos para no tratar de usar las narraciones históricas que hay en sus libros para resolver detalles de historia. [23]
Esto, por supuesto, no significa que podemos empujar la Creación al pasado distante de decenas de miles de años, o aun millones de años, o que las fechas proféticas como 1798 o 1844 puedan ser cambiadas. Con respecto a la edad de la tierra, ella escribió: "Los geólogos incrédulos pretenden que el mundo es mucho más viejo que lo que afirma el registro bíblico. Ellos rechazan el registro de la Biblia, por causa de esas cosas que son para ellos evidencias de la tierra misma, de que el mundo ha existido por decenas de miles de años". [24] Ella misma siempre se refería a la edad de la tierra en términos de unos seis mil años. [25]
De esta manera, por la aplicación de unos pocos principios sencillos de interpretación, podemos obtener una visión más clara, más exacta de la voluntad de Dios para nosotros.
[1] "El reino de la gracia fue instituido inmediatamente después de la caída del hombre [...] Sin embargo, no fue establecido en realidad hasta la muerte de Cristo" (La maravillosa gracia de Dios, p. 19).
[2] Esto ha sido reconocido por mucho tiempo. En 1981, Robert W. Olson, director del Fideicomiso de Elena G. de White, escribió: "Los escritos de Elena de White son generalmente de naturaleza homilética o evangelizadora y no estrictamente exegéticos". Robert W. Olson, One Hundred and One Questions on the Sanctuary and Ellen White (Washington, D. C.: Ellen G. White Estate, 1981), p. 41.
[3] El conflicto de los siglos, p. 733.
[4] Raoul Dederen, "Ellen White's Doctrine of Scripture", en "Are There Prophets in the Modern Church?", Suplemento al Ministry (julio de 1977), p. 24-H.
[5] Eventos de los últimos días, p. 54.
[6] Arthur L. White, Ellen G. White: The Early Elmshaven Years, 1900-1905 (Washington, D. C.: Review and Herald®, 1981), p. 72.
[7] General Conference Bulletin, del 3 de abril de 1901, párrafo 25.
[8] Review & Herald, 26 de noviembre de 1901; Eventos de los últimos días, p. 54.
[9] Manuscript Releases, tomo 19, p. 146.
[10] Palabras de vida del gran Maestro, p. 119.
[11] Ibíd., pp. 119, 120.
[12] Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 454.
[13] Ibíd., pp. 471, 472)
[14] Joyas de los testimonios, tomo 3, pp. 359, 360.
[15] Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 472.
[16] Testimonies for the Church, tomo 3, p. 470.
[17] La educación, p. 217.
[18] Testimonios para los ministros, p. 398.
[19] Mensajes selectos, tomo 3, pp. 62, 63.
[20] Además, en Génesis 33:18, 19, descubrimos que Jacob compró un trozo de tierra de los hijos de Hamor, el padre de Siquem.
[21] Carta de W. C. White a S. N. Haskell, 31 de octubre de 1912.
[22] Ibíd.
[23] En disputa están aquí los detalles –no los pilares– de la historia. Cuando se revisó El conflicto de los siglos en 1911, cierto número de detalles históricos fueron expresados en forma más precisa. Por ejemplo, con respecto a la persecución de los valdenses por la Iglesia Católica Romana, la edición de 1888 tenía la oración: "Todo lo herético, sean personas o escritos, fue destruido", dando la impresión de que todos los valdenses fueron destruidos. La edición de 1911 dice: "Trató de destruir todo lo que era herético, bien se tratase de personas o de escritos” (El conflicto de los siglos, p. 66).
[24] Spiritual Gifts, tomo 3, p. 91.
[25] Ver Patriarcas y profetas, p. 32; El Deseado de todas las gentes, p. 381, etc.
Fuente:http://www.escuelasabatica.cl/2009/tri1/lecc11/leccion.htm