Libro complementario (material auxiliar para la lección 7_Para el 18 de febrero de 2012)
Primer trimestre de 2012: Enero - marzo
Fulgores de Dios
Autor: Jo Ann Davidson
Capítulo 5
Señor del sábado
La semana de la creación reverberaba de entusiasmo; el Creador la recuerda cuando habla con Job: "Cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios" (Job 38:7). El día séptimo completó las actividades creativas de Dios y llegó a ser el día final de la primera semana. Mientras los anteriores seis días son llamados "buenos" y "buenos en gran manera", el clímax del séptimo día es que es llamado "santo". "Como toda la creación se dirige hacia su terminación, el completarla prepara el escenario para la consagración". En contraste con los informes de la creación del antiguo Cercano Oriente, en los que Baal y Marduk cesan sus actividades después de una violenta victoria sobre el caos, el Creador, sin ningún esfuerzo, otorga el don de la vida y luego descansa en un mundo "muy bueno". Aunque el Santuario será más tarde la casa espacial de Dios, el sábado es el "palacio [de Dios] en el tiempo".
En solo siete días se formó la Tierra, con muchos ecosistemas diferentes amorosamente puestos en su lugar, y luego se llenó en forma abundante con vida. La actividad divina crea una asombrosamente intrincada red de hábitats divinamente bendecidos, entretejidos con una complejidad que solo estamos comenzando a apreciar. El sábado es el clímax que produce la completitud. El cosmos entero, con sus muchos sistemas, es el resultado de la actividad y la bendición divinas. Todo existe por la generosa iniciativa de Dios. Nada ha sido pasado por alto.
El sábado mismo es un don notable. Los seres humanos y todas las criaturas, junto con su Creador, están invitados a descansar. Las bendiciones del sábado no se limitan a los seres humanos sino también se otorgan a los animales y a la tierra misma (Éxodo 20:8-11; cf. 23:11, 12). Contrastando con el concepto moderno sobre los animales (que son descartables y cruelmente masacrados sin consideración por su bienestar), el cuarto mandamiento del Decálogo generosamente los incluye en la esfera de su bendición.
El sábado no es una demanda legalista: es un don divino. Siendo que los seres humanos fueron creados a la imagen de Dios (Génesis 1:26, 27), esto sugiere que el reposo sabático también está diseñado para nosotros. Dios mismo más tarde repite esta intención en Éxodo 20:8 al 11. Las regias horas del sábado dan tiempo para el compañerismo con el Creador.
La semana de siete días instituida divinamente, desconectada de cualquier movimiento celeste (como son la medida del día, del mes y del año), revela la poderosa soberanía del Creador sobre todo, incluyendo el tiempo mismo. La bendición de Dios para toda la creación está escrita en las mismas leyes de la naturaleza, incluyendo el ritmo semanal del tiempo. Al poner aparte el sábado semanal, Dios nos otorga libertad de la tiranía del tiempo.
Cuando el Creador mismo caminó sobre la tierra, deliberadamente llamó la atención al sábado. De acuerdo con el Evangelio de Lucas, Jesús usó un sábado para inaugurar su ministerio, con las profecías mesiánicas de Isaías 58 y 61. Isaías 58 promete la restauración del sábado; Isaías 61 promete la salvación: sugiriendo una estrecha conexión entre el sábado y la salvación. Estos capítulos, que presentaban al Mesías venidero, proveen el modelo de la vida y el ministerio de Jesús. ¡Y él anunció que él era el cumplimiento mismo de estas promesas mesiánicas un sábado de mañana!
Significativamente, Lucas vincula la declaración inicial de Cristo en sábado con dos milagros de curación en sábado: Jesús sana a un hombre poseído por un demonio otro sábado de mañana en la sinagoga (Lucas 4:31-37); luego va a la casa de Pedro y sana a la suegra de este de una "gran fiebre" (4:38, 39), procurando restaurar la bendición del sábado. Lucas aparentemente se da cuenta de que la proclamación de su ministerio en sábado se cumple con milagros de sanación y liberación que haría el Mesías, como lo predijo el profeta Isaías. Lucas también describe a Jesús como un observador habitual del sábado: "como era su costumbre" (Lucas 4:16). Aparentemente, Jesús se deleitaba en estar con su pueblo en su día. De hecho, Lucas describe no solo cómo Jesús anunció su ministerio un sábado, sino también que, después que completó su obra de salvación en la cruz un viernes, Jesús luego reposó en sábado, así como él descansó el primer sábado después de terminar su obra creadora.
Otro sábado, también en la sinagoga, hay un hombre con una mano seca. El "anciano" que presidía observa cuidadosamente para ver si Jesús se atrevería a "quebrantar las reglas". El código rabínico prescribía que "un caso de riesgo de pérdida de vida se sobrepone al sábado", y una mano seca obviamente no es una situación que amenaza la vida. Pero, Jesús deliberadamente llama al afligido hombre para que entre en el centro de atención, y pregunta: "¿Es lícito en el sábado hacer bien o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?" (Marcos 3:4).
Jesús quiere que sus adversarios evalúen la situación cuidadosamente: si salvar la vida en sábado es más "lícito" que hacer planes para matar, como ahora querían hacer con él. Sus adversarios permanecen en silencio. Con el problema clarificado, Jesús sana la mano seca. En lugar de alabar a Dios porque había ocurrido ese milagro, los fariseos y los herodianos complotan contra la vida de Jesús (3:6). Su odio por Jesús los ciega al hecho de que, al planear su homicidio, están quebrantando uno de los Diez Mandamientos, mientras que acusan a Jesús de transgredir otro.
Otro sábado, Jesús sana a una mujer encorvada que había sufrido durante 18 años (Lucas 13:10-17). Otra vez, Jesús llama a la persona al centro de atención en la sinagoga antes de sanarla. Luego, usando palabra y acto, dice: "Mujer, eres libre de tu enfermedad" (13:12). Inmediatamente se yergue. Por primera vez en mucho tiempo, puede mirar a alguien a la cara. Y la primera cara que ve es la de Jesús.
El principal de la sinagoga, sin embargo, no está inclinado a alabar a Dios por este milagro. Indignado, se dirige a los adoradores: "Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en sábado" (13:14). Este "trabajo" debía hacerse en los días de semana. El sábado, sencillamente, no debía ser profanado de este modo.
Pero Jesús responde: "Hipócrita". Luego presenta una analogía probablemente familiar para los presentes. Saben que es apropiado desatar a los animales sedientos y llevaros a beber en sábado: el mandamiento del sábado también da su bendición a los animales. Jesús luego declara que está "desatando" a una "hija de Abraham" de 18 años de sufrimiento. Los profetas habían predicho que estas bendiciones vendrían del Mesías. Cuando Jesús sanó a la mujer, sencillamente estaba llevando a cabo la "obra" profetizada del Mesías, proclamando libertad a los cautivos. De hecho, Jesús usa el verbo "liberar" (lúein) tres veces en esta narración. No vino solamente para adorar en sábado sino para liberar al pueblo de las ataduras del pecado y la enfermedad que lo mantiene cautivo. El sábado es el mejor día para sanar.
Jesús realiza otro milagro en sábado en el centro de Jerusalén. Elena de White describe la escena:
"Jesús estaba otra vez en Jerusalén. Andando solo, en aparente meditación y oración, llegó al estanque. Vio a los pobres dolientes esperando lo que suponían ser la única oportunidad de sanar. Anhelaba ejercer su poder curativo y devolver la salud a todos los que sufrían. Pero era sábado. Multitudes iban al Templo para adorar, y él sabía que un acto de curación como éste excitaría de tal manera el prejuicio de los judíos que abreviaría su obra. Pero, el Salvador vio un caso de miseria suprema. Era el de un hombre que había estado imposibilitado durante 38 años. Su enfermedad era en gran parte resultado de su propio pecado y considerada como juicio de Dios. Solo y sin amigos, sintiéndose privado de la misericordia de Dios, el enfermo había sufrido largos años".
Sabiendo el extremo rencor contra él, Jesús le pregunta al hombre que ve más enfermo: "¿Quieres ser sano?" El hombre trata de explicar su situación extrema, a lo cual Jesús responde: "Levántate, toma tu lecho, y anda". De inmediato el hombre es sanado. No pasa mucho tiempo para que un hombre que llevara su cama en sábado en Jerusalén fuera observado; un hombre llevando su estera en Jerusalén en sábado sería bien visible. No pasaría mucho tiempo para que las autoridades religiosas lo reprendieran. Jesús podría haberse evitado, a él y al enfermo, muchas dificultades si le decía sencillamente que "se levantara y se fuera". Pero él, obviamente, estaba tratando de llamar la atención a la curación de este hombre.
Sin embargo, cuando las autoridades religiosas lo interrogaron, el hombre ni siquiera sabía quién lo había sanado. Solo después de encontrarse con Jesús en el Templo, más tarde, lo supo. Pero las autoridades estaban enojadas, y confrontaron a Jesús. Él respondió que estuvo "trabajando" como su Padre "trabaja" (Juan 5:17), una palabra interesante al discutir con los líderes judíos, que querían mantener las restricciones contra el "trabajo" en sábado.
Los adversarios de Jesús creían que el hombre sufriente estaba recibiendo lo que merecía. Y, si había sobrevivido tanto tiempo, esperar un día más para sanarlo hubiera evitado la profanación del sábado. Ellos sencillamente, no podían condonar ningún milagro de curación hecho en sábado. Jesús alega que su pensamiento estaba profundamente distorsionado, y arriesgaba su vida al decir esto.
"Podría haber sanado al enfermo en cualquier otro día de la semana; podría haberlo sanado simplemente, sin pedirle que llevase su cama, pero esto no le habría dado la oportunidad que deseaba. Un propósito sabio motivaba cada acto de la vida de Cristo en la Tierra. Todo lo que hacía era importante en sí mismo y por su enseñanza. Entre los afligidos del estanque, eligió el caso peor para el ejercicio de su poder sanador, y ordenó al hombre que llevase su cama a través de la ciudad a fin de publicar la gran obra que había sido realizada en él. Esto iba a levantar la cuestión de lo que era lícito hacer en sábado, y prepararía el terreno para denunciar las restricciones de los judíos acerca del día del Señor y declarar nulas sus tradiciones". Jesús también sanó a un ciego en sábado (Juan 9). El informe de este milagro genera un largo capítulo en el Evangelio de Juan. Tal vez Juan está tratando de llamar la atención al cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento acerca del Mesías, quien traería la vista a los ciegos (Isaías 35:3-6).
Cuando notaron al ciego, los discípulos preguntaron: "¿Quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?" (Juan 9:2). Jesús rechazó la idea de que Dios estaba castigando los pecados de alguien, y en su lugar se señala a sí mismo como "la luz del mundo" (versículo 5). Entonces preparó lodo, lo puso sobre los ojos del ciego, y le dijo que se lavara en el estanque de Siloé. Jesús se podría haber ahorrado mucho antagonismo si le decía al hombre que se fuera a su casa y se lavara. En cambio, el ciego es enviado a un lugar muy público, junto al Templo, en sábado, cuando habría allí muchos adoradores, pero nadie se estaría lavando en sábado.
Después de que el ciego se lavó, ¡pudo ver! Pero, sorprendentemente, no hay regocijo. Primero, los adversarios de Jesús atacan al hombre. Él defiende lo que sucedió y concluye que la persona que le dio la vista debe ser un profeta (9:17). Después de exigir que los padres del hombre identifiquen a su hijo ciego, las autoridades llaman de nuevo al hombre sanado. Él repite sus declaraciones anteriores, pero esta vez los líderes religiosos lo expulsan de la sinagoga. Jesús oyó lo que sucedió, y buscó al hombre sanado:
"Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues lo has visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró" (Juan 9:35-38).
Cuando el que había sido ciego se encontró con su Sanador, ocurrió el segundo milagro de visión. Cuando él "vio" quién es Jesús, lo adoró, pues cuando alguien realmente ve a Jesús, es llevado a adorarlo.
Este segundo milagro de devolución de la vista está en marcado contraste con los gobernantes religiosos, que estaban "ciegos" al Mesías, aun cuando los profetas del Antiguo Testamento habían predicho que cuando este viniera restauraría la vista a los ciegos. Y el sábado está en el ojo de la tormenta. El "clero" sencillamente no puede vincular la curación y la salvación con el sábado.
Con riesgo de su misión y su vida, el Creador procuró restaurar el sábado al lugar que le corresponde por derecho. Defendiendo lo que es "lícito" en sábado, él argumentó desde el Antiguo Testamento y con su ejemplo, y se declaró "Señor del sábado" (Marcos 2:28). Intencionalmente confrontó las restricciones del sábado que entonces prevalecían, insistiendo en que el sábado no es un día para reglas y ritos legalistas. Tal pensamiento estaba impidiendo que la gente recibiera la bendición divina de ese día.
Aunque los motivos para guardar cuidadosamente el sábado eran loables, la concentración en las reglas había llegado a ser la principal prioridad de ellos; la bendita naturaleza del sábado había desaparecido. En el proceso, el legalismo estaba devaluando a la gente. Jesús sabía bien, al sanar en sábado, que él sería considerado un transgresor; pero esto no lo detuvo de tratar de derribar el muro de los requerimientos tradicionales que oscurecían el sábado.
"Toda religión falsa enseña a sus adeptos a descuidar los menesteres, sufrimientos y derechos de los hombres. El evangelio concede alto valor a la humanidad como adquisición hecha por la sangre de Cristo, y enseña a considerar con ternura las necesidades y las desgracias del hombre.
"El santo día de reposo de Dios fue hecho para el hombre, y las obras de misericordia están en perfecta armonía con su propósito. Dios no desea que sus criaturas sufran una hora de dolor que pueda ser aliviada en sábado o en cualquier otro día".
Jesús deliberadamente desafió las prohibiciones acerca del sábado que afectaban la salud, el bienestar y la felicidad de la gente, llamando la atención a lo que es realmente el sábado: un día para milagros, un día para curaciones, un monumento del poder creativo y recreativo de Dios; un día cuando los cautivos son liberados (Lucas 13:10-17), los paralíticos pueden caminar (Juan 5) y la gente puede volver a estar sana. "El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado" (Marcos 2:27).
Dios desea que experimentemos esta renovación con él cada semana. Cada sábado, podemos ser los "cautivos" que Cristo ha librado, los espiritualmente ciegos cuya vista Jesús puede restaurar; nuestros corazones pecaminosos dañados y lisiados pueden encontrar curación. Cada semana, el sábado puede traer liberación y redención a nuestras almas, restaurándonos de los tropezones y los fracasos de la semana pasada. Podemos ser perdonados y regocijarnos en el poder de la salvación de Dios. ¡Es el día más ocupado de él!
"Lo que se demanda a Dios en sábado es aún más que en los otros días. Sus hijos dejan entonces su ocupación corriente, y dedican su tiempo a la meditación y el culto. Le piden más favores el sábado que los demás días. Requieren su atención especial. Anhelan sus bendiciones más selectas. Dios no espera que haya transcurrido el sábado para otorgar lo que le han pedido. [...] La obra que hacía Cristo al sanar a los enfermos estaba en perfecta armonía con la Ley. Honraba el sábado". Después de que fueron creados los seres humanos el sexto día, el sábado fue su primer día de vida. Fueron invitados a descansar con su Creador antes de haber hecho ningún trabajo, descansando en la obra terminada de la creación de Dios. Así, podemos reposar en su obra terminada de la salvación. El sábado es mucho más que "no el domingo". Fue creado para darnos entrada en el "palacio en el tiempo", donde podemos tener compañerismo con nuestro Creador y Redentor en un anticipo semanal del Paraíso. Jesús no solo pretende ser el Señor del sábado, y su verdadero Intérprete, sino también el Proveedor del reposo sabático, dando una "visión preliminar" de la paz y el descanso del futuro prometido en el cielo.
Compilador: Delfino J.
Fuente:
http://www.egrupos.net/grupo/escuelasabatica